El control de la pandemia es una cuestión de conciencia de cuerpo, emoción y psique.
Naturaleza de la (des-) Información
El bombardeo de noticias concerniente al coronavirus y la Covid19 al que estamos sometidos desde hace meses, -amparándose en todo derecho a informar-, solo se deriva en un sentido: explicarnos con todo lujo de detalles el aumento de los contagios, de los enfermos, de los fallecimientos, así como la necesidad de contener esta pandemia mediante restricciones y el confinamiento hasta de nuestra conciencia.
Está claro, somos realistas, un virus desconocido ha atacado a los terrícolas cual película de invasores y estamos como poco viviendo un thriller de los que hacen época, en el que los buenos parecen ser los humanos, el malo: el coronavirus. Pero al estilo de Goliat contra los Bárbaros, en vez de ser todos Goliat contra las patologías que produce el virus, somos los bárbaros en una sociedad dividida en la que más que disidentes de la teoría oficial, están los que sacan partido de una situación terrible, devastadora, y no hace falta poner etiquetas, todos sabemos quienes son.
Naturaleza de la Ciencia
Que no abracemos todos la misma teoría es al fin y al cabo muy relativo y poco relevante cuando se trata de dar con alternativas que ayuden a superar este brote maligno que como explican los expertos en ecología, se origina a menudo debido a la supresión de hábitats naturales sanos, lo que favorece el salto de agentes infecciosos de una especie animal a otra incluyendo la especie humana. Esto ya se comprobó con algunas de las epidemias más graves de los últimos años, como el SARS en el año 2002, la gripe A del virus H1N1 en el 2009, el MERS en el año 2012.
Los expertos apuntan que cuando se devasta un ecosistema se rompe el equilibrio que mantiene a raya, que contiene los agentes infecciosos responsables de enfermedades hasta ahora muy poco comunes en el ser humano. Así, de forma natural, los depredadores de un hábitat sano tienen como objetivo controlar las poblaciones que albergan y transmiten patógenos, si se contamina el hábitat, ya no hay respuesta natural a esa contención.
Por lo tanto, aparte de que seamos responsables de la debacle, -en conciencia siempre los somos-, hay que restituir a la Naturaleza su hegemonía, de lo contrario, si no entendemos el mensaje, nos subirán el volumen, y en mi opinión, más allá de encontrar una solución química como respuesta a la voracidad del Covid19, hay que sanar la Naturaleza y abrazar su legado, su método científico. Recordemos que la ciencia nace de la observación de los procesos naturales, y que después se reproduzcan en los laboratorios, se comprende dentro del contexto de la demanda social de salud pública. Pero poco se habla de los mecanismos que causan muchas patologías y que pueden originarse en un fallo del sistema orgánico, -unas defensas que no responden-, agentes externos e internos que provocan el caos y el desorden emocional y psíquico. Todo en nuestro organismo responde a un director de orquesta que cuenta con los elementos, las células, que bien sintonizados dan notas armónicas, o por el contrario, discordantes, y son las que pueden producir un estruendo que se carga el sistema inmunológico y provocan la enfermedad.
Naturaleza de la Medicina
Los avances en la medicina son impresionantes, espectaculares, pero renegar de sus orígenes es como quien piense que un día tal vez sea mejor ser fecundado y creado en un laboratorio.
La desnaturalización de la medicina y el recalcitrante empeño por renegar de la farmacopea original por parte de la oficialidad son factores de desequilibrio creciente, porque cuando más nos alejamos del principio básico del Vis medicatrix naturae, es decir del poder curativo de la Naturaleza y de los valores Hipocráticos, más nos estamos acercando a la robótica perdiendo el sentido de la corresponsabilidad entre el planeta y sus habitantes.
Todo ello para declarar que echo mucho en falta que los medios de comunicación más prolíferos aborden esas alternativas. Para mi está claro que si la Naturaleza nos envía a un agente desestabilizador, seguro que también tiene el antídoto y este pasa por volver a los fundamentos de la Vis medicatrix naturae.
Es indiscutible que los laboratorios farmacéuticos busquen una vacuna o medicamentos que ayuden a paliar los efectos del thriller microbiológico que satura los pulmones, pero mientras tanto, mientras tampoco se pueda acudir a los centros de salud, -te atienden por teléfono-, ¿por qué ningún medio oficial se ocupa de ayudar a la población a tomar conciencia de sus propios procesos de curación alertándola de los efectos que causa el miedo a enfermar en el organismo, o de los hábitos que debilitan y resquebrajan el sistema de defensas natural?; es que mientras no haya “cura”, hay que hacerse cargo más que nunca del buen funcionamiento de nuestro propio cuerpo, y una mala praxis reduce las probabilidades de hacer frente a un contagio.
Naturaleza del sentido común, la Conciencia
Si estamos por debajo del umbral sano que reclama el organismo, entrarán más fácilmente los virus.
¿Por qué no se da información al respecto, salvo en contados y especializados medios a los que la mayoría no llega y no se entera?, -sí-, esa es la responsabilidad y el derecho a la información a la que cada cual se debe, pero a quien no sabe, hay que enseñarle.
La farmacopea natural tiene infinidad de recursos para prevenir y paliar los efectos de una gran cantidad de enfermedades, en realidad las tiene todas pero las desconocemos o las hemos olvidado y echamos mano de la medicina “oficial” que pretende resolverlo todo. Repito, los avances en ese campo de la ciencia han sido y son impresionantes, pero no a costa de olvidar de donde salieron sus principios activos.
Imaginad un telenoticias con una sección como esta:
“Mientras esperamos ansiosos la vacuna o el fármaco que cure la Covid19, aquí las recomendaciones de los expertos en Naturopatía, Medicina Tradicional China, etc., de como mantener un sistema inmunológico a prueba de virus. Aquí tenéis el vademécum de tratamientos y recomendaciones en casos de personas asintomáticas, como prevención, o de contagio leve que no necesite hospitalización”.
Insisto, en mi opinión, esta sería una óptima medida para evitar la saturación de las UCIS de los hospitales.
A más conciencia, menos control desproporcionado y, en muchas ocasiones, totalmente inútil dado el escaso conocimiento de la mayoría de la población respecto, no solo de lo que está permitido o no con las restricciones de movimiento en confinamiento, sino de lo que realmente puedes hacer por ti y por tu salud y que en estos momentos nadie más hará.