La fascinación de la Luna, un arquetipo que expresa lo insondable de la personalidad.
El arquetipo lunar
La Luna desde siempre despierta una gran fascinación en el ser humano, y en la naturaleza, que mediante sus movimientos produce numerosos cambios, como por ejemplo las mareas. Hay numerosas leyendas y mitos inspirados en la Luna, historias mágicas, bucólicas, sensibles, porque siempre ha despertado lo más enigmático, misterioso e imaginativo de la personalidad, además de llevarnos a la aventura espacial.
Los primeros astrónomos-astrólogos babilónicos observaron y estudiaron los fenómenos relacionados con este astro iluminado por el Sol. La creencia de que las 4 fases de su periplo perfila una clara influencia en nuestra vida es una evidencia que nadie se atreve ya a desmentir. Metón, (V aC.), fue uno de los primeros matemáticos griegos en observar que, para que los ciclos lunares volviesen a coincidir en las mismas fechas pasaban un total de 236 lunaciones, o sea 18 años. Anunció su descubrimiento el día que se inauguraban los juegos olímpicos en el año 433 antes de nuestra era.
Desde la antigüedad se observan y reconocen las influencias de la gravitación de la Luna sobre la tierra y el mar, sobre las especies y las cosechas, o el carácter y el clima atmosférico. Se registran cada año más de quinientas alteraciones de la actividad lunar lo suficientemente importantes para incidir en la vida de nuestro planeta.
El poderoso influjo de la Luna a través de las culturas
Desde la prehistoria nuestros ancestros vivían pendientes de la Luna para escoger grutas y cazar animales. Hace 4000 años en China y en Egipto se concedía mucha importancia a las fases de la Luna para el cultivo, la alimentación o la curación de enfermedades. Describieron los cálculos de los equinoccios, solsticios, meteoritos, cometas y fases lunares con excepcional precisión, así como sus efectos en la vida cotidiana. Los nativos de algunas tribus de Madagascar y del norte de Vietnam atribuyen maleficios a la Nueva Luna. Suelen esconder sus mujeres encintas y a punto de dar a luz, así como las cosechas en plena floración por miedo a que la marea lunar absorba “la savia de vida” echándolo todo a perder.
En todas las culturas, bajo todos los imperios se ha reverenciado a la Luna. La idea de que este astro de 3.473 km de diámetro, una cuarta parte del diámetro de la Tierra, que recorre en 27 días, 7 horas, 43 minutos y 11,5 segundos nuestra órbita elíptica a la velocidad de 1,02 km por segundo, pueda ejercer un poder tan extraño como extraordinario sobre los seres y la naturaleza, es fascinante.
El estudio de la Luna
El naturalista Charles Darwin, (1809-1882), en su obra El origen del hombre, expresa su certitud de que tanto la vegetación, el hombre como los animales se rigen por reglas de crecimiento y defunción análogas y todas guardan relación con los periodos lunares.
La cultura islámica siente una gran veneración por la Luna a la que saludan diariamente. En el momento de la Nueva Luna abren sus bolsas y le ruegan que fructifique los frutos de la tierra a medida que la Luna va creciendo.
En el Renacimiento se creía que los sueños se cumplirían cuando la Luna se encontraba en los signos zodiacales de Leo, Escorpio, Acuario o Tauro.
Claudio Ptolomeo relacionó los tumores de útero y de estómago con una mala actuación de la Luna en el mapa astrológico del paciente. Se ha comprobado que las influencias lunares activan mecanismos de más o menos intensidad en la salud. La medicina hipocrática fundamentaba muchas de sus teorías en ciertas distinciones humorales relacionadas con los ciclos lunares.
Hipócrates, se refería a los 4 humores o temperamentos asociados a las cuatro fases de la Luna. La palabra latina temperamentum significa "mezcla correcta". Se refería a la idea del equilibrio de los líquidos corporales. Fue el primero en establecer la relación entre el porcentaje de agua en el cuerpo, 70 a 80 %, y su correcta distribución. Si los líquidos se encontraban bien repartidos, irrigando correctamente los órganos, se trataba de un ser humano sano. Relacionó los 4 humores principales de la siguiente forma:
- El Sanguinario/alegre, (primavera, Nueva Luna).
- El colérico, (verano, Cuarto creciente).
- El melancólico, (otoño, Luna Llena).
- El flemático, (invierno, Cuarto Menguante).
El Dr. Carl Von Linné, botánico sueco del siglo XVIII, utilizó el calendario hipocrático para clasificar las plantas y atribuirles un nombre estableciendo una relación de crecimiento siguiendo las fases de cada lunación: 12 meses del año y trece lunas.
Paracelso, prestigioso médico del siglo XVI observó que los enfermos empeoraban en el momento de un cambio de Luna o que las hemorragias eran más sangrantes durante el plenilunio.
Los primeros griegos y los romanos también creían que los líquidos corporales eran influidos por la presencia universal de los 4 elementos: Aire, Fuego, Tierra y Agua, y que el equilibrio personal se alteraba por los cambios atmosféricos con la relación planetaria entre el macrocosmos del universo y el microcosmos del organismo.
La Mitología Lunar
La historia mitológica de la Luna es interminable.
Es Urania para la mitología oriental, Isis para los egipcios, Astarté para los fenicios, Meni para los hebreos, Mylitta para los persas; Alieat para los árabes; Selene, Artemisa, Hécate, Febe, Diana o Juno para los romanos.
En Mesopotamia, es Sin, y En-zu, que significa "Señora de la sabiduría", su leyenda da vida a los cuentos de Ereshkigal e Innana en el inframundo. En la mitología griega, la vemos representada por diversas deidades, en la mitología inca es Mama killa en quechua.
Para los aztecas es Coyolxauhqui, una diosa mejicana lunar; en la mitología nahua, es Coatlicue, sus hermanos son los dioses de las estrellas.
En la mitología nórdica es Máni, (Luna en nórdico antiguo). Las tradiciones orales más antiguas expresan sus rituales y poderes.
En la mitología japonesa es Tsukuyomi. Su nombre se compone de las palabras “luna" tsuki y "lectura", yomu y también significa "noche de luna".
En la mitología guanche de Tenerife, es Achuguayo, dios de la Luna, la dualidad del dios del Sol, Magec, llamado también el “Padre de los Tiempos”, porque marca el paso de las 13 estancias lunares.
Seguro que hay muchas más que desconozco, pero ese listado puede darnos la medida de lo que este arquetipo lunar ha significado y sigue fascinando a la humanidad.