La Gran Ambición de Arriba era recrear un modelo perfecto como referente para futuras Creaciones.
72 horas para la cuenta atrás. (Capítulo 4)
La Organización. (2). Detectar los fallos del sistema.
Es muy posible que ni siquiera en los inicios de la puesta en marcha del Gran Proyecto la disposición al trabajo fuese tan febril como ahora para tratar, desesperadamente, de evitar que la Creación sea engullida por la densa oscuridad. A pocas horas de que se apague la Luz y que la Nada recubra todo el espacio, los 72 Altos Consejeros están trazando un plan de choque.
Lo primero es detectar los fallos en el sistema para saber porqué se ha llegado a este extremo. En el principio, cuando se montó todo el tinglado de la Gran Organización, se adjudicó a 9 Grupos de trabajo funciones específicas para que se ocupasen de diseñar un sistema de algoritmos operativo que debía insertarse en cada sujeto. Este sistema de operaciones tenía el propósito de corregir, de solucionar el posible descontrol derivado del libre albedrío con el que se había dotado a la población, por lo visto esta era una condición sine qua non para que cada individuo aportase también su experiencia al proyecto.
Presumían de haber previsto los errores de un procedimiento totalmente nuevo, estaba claro que no todos los sujetos aprenderían a manejar el programa implantado, ni al mismo ritmo, ni con la misma facilidad, pero se suponía que los más avanzados incentivarían a los más rezagados. Pero desde hacía mucho se observaba que un creciente individualismo en la población de Abajo se imponía por encima de cualquier cooperación colectiva. Se había pretendido crear una organización perfecta para que su diseño fuese un modelo de existencia sublime, pero el fiasco era que los individuos, incapaces en su esencia de ver el propósito de una colaboración activa y solidaria, iban directos al fracaso.
¿Qué ocurrió Arriba para que nadie interviniese a tiempo para rectificar el Gran Plan? Ahora se sabía, existían sospechas, de que alguna horda de infiltrados podía estar alterando la Creación, pero los que lo sospecharon, callaron. Había que descubrir qué o quién querría sabotear el Proyecto.
En el principio, Arriba, se puso un Gran Manual de Instrucción a disposición de cada Grupo de trabajo. Se les proporcionó una sede, un departamento desde el que dirigirían todos los procesos inherentes a su materia de estudio. 8 asistentes en cada uno de los 9 Grupos se ocuparían de cada detalle y la información se iría desarrollando e implantando de forma gradual. Había que tener en cuenta la capacidad limitada de aprendizaje de cada sujeto. Dispondrían de un tiempo de estudio adecuado a sus capacidades, con una memoria adaptada al sistema para que pudiesen adquirir progresivamente sus facultades.
Pero los recuerdos de cada experiencia en cada nueva encarnación quedarían limitados; se pretendía con ello evitarles la angustia de sus pasados y más que posibles errores; estos quedarían almacenados en un gran procesador como referencia para futuros ensayos, pero con este sistema también dejarían de ser conscientes de los conocimientos y las habilidades adquiridas y así el ritmo de aprendizaje quedaría muy condicionado. A todo ello se suponía que los más avanzados, los que contaban con un mayor desarrollo intuitivo se estimularían antes, desarrollarían sus facultades y avanzarían más deprisa, acelerando la evolución para futuras generaciones. Daban por sentado que cada nueva oleada de vida tendría la misión de superar a la anterior, pero el resultado fue, estaba siendo, muy diferente del esperado.
Continuará…