Desde la certeza que confiar en un mundo mejor es siempre la mejor opción, sigo creyendo en el Amor
Haz el amor y no la guerra. Esta era la máxima a finales de la década de los 60 del siglo pasado, cuando se reivindicaba el pacifismo frente a la guerra de Vietnam; cuando la contracultura se erigía con la figura de los hippies que tomaban las calles poniendo flores a los cañones y escuchando música lisérgica, con un aire trascendental; cuando se pusieron de moda las camisas de flores y la necesidad de romper tabús. Los que vivimos los resquicios o los efectos colaterales de este movimiento heredamos el make love, not war, como un lema grabado a sangre y fuego, teniendo muy claro que el amor es la clave, la consigna para que la vida en el planeta sea posible.
Hace 60 años de este movimiento y el lema ha caído en el olvido, parece casposo y ahora decir “paz y amor”, resulta cursi o desfasado. Esta reflexión ha surgido al escuchar un programa en Radio3 en la que se entrevista a un periodista gráfico, Gervasio Sánchez, presentando su exposición de fotografías de los refugiados de guerra y en la que da cifras escalofriantes acerca de los millones de personas que sufren en el mundo las guerras que asolan nuestra tierra desde hace décadas.
Para facilitar las cosas y tratándose de un programa de 2 horas aclarar que la entrevista se encuentra entre los puntos 01h34 y 01h52 del podcast que incluimos bajo estas líneas.
Kabaleb decía en sus disertaciones cabalísticas que la guerra es análoga a la enfermedad, fruto de la ausencia de luz, asistida por el caos, la desorganización y la fuerza de repulsión. Mientras no haya unidad, mientras no surja un nuevo Cristo y este no sea crucificado, el ser humano no habrá evolucionado lo suficiente como para superar el afán de conquistar territorios en nombre de cualquier justificación. Pero ¿dónde radica el sentido de la constante pérdida de vidas humanas en esa clase de situaciones bélicas, si todo tiene sentido según el estudio de la Cábala?
Existen tres fuerzas motoras primordiales que son las que dan forma a todo lo que acontece: La Voluntad, el Amor y el Orden, y si se alteran se perturba todo lo que se deriva de sus funciones.
Cuando no se respeta la voluntad como fuerza que engendra la acción; cuando no hay amor en las funciones, en el desarrollo de la obra; cuando no hay orden por el cual toda creación debe establecer sus pautas, la fuerza de atracción de todo lo que puede beneficiarnos se trastorna, se aleja y entra en función lo que se denomina la fuerza de repulsión, que es el mecanismo por el cual aprendemos por medio de experiencias adscritas a la consigna de “al revés te lo digo para que me entiendas”.
Como expresa Kabaleb, “Cuando se pierde el control de la Creación en lo referente a la evolución, todo se vuelve del revés de como se había previsto, apareciendo así las cualidades corruptas de cada una de las virtudes positivas, y el amor se convierte en odio, el placer en dolor, la libertad en obligación”.
Entonces las experiencias vividas por el lado inverso conducen a la civilización al reino de Abajo, al desastre, al Diluvio, a la guerra como escenificación de la eterna disputa de Migdal Babel, la Torre de Babel, בבל, que si bien Babel, Beith, Beith, Lamed, representa la construcción de una realidad que permite cristalizar el reino de la Unidad gracias a la conjunción del amor, las cosas empiezan desde abajo y pasan antes, irremediablemente, por la fragmentación, la división, la confusión expresada en la traducción de este símbolo de Babel. Sin embargo Beith es la piedra angular del universo y Lamed su expansión, pero no se puede alcanzar el cielo sin el sostén de la escalera que nos lleve a él. Y una escalera sube, pero también baja, y se puede escoger lo uno o lo otro, y no todos los “obreros” que la edifican y que la transitan están de acuerdo en seguir las mismas directrices a fin de movilizar sus energías en la misma dirección para conquistar la cima. No todos tienen la misma velocidad de crucero y están dispuestos a alcanzar elevarse.
La conquista del Amor es una tarea solitaria, pero la suma de muchas voluntades para que ese pegamento universal suelde las bases, es lo que protegerá los cimientos de esa estructura para que aguante la embestida de los elementos discordantes.
¡Que la guerra es inevitable!, todo indica que así es desde el punto de vista de la fragmentación de la unidad y hay quien insiste en ello, quien se emplea a fondo. Pero ante la beligerancia solo la conciliación es capaz de reparar el pasado. Y por ello deberíamos empezar por preguntarnos ¿por qué llevamos arrastrando desde hace eones la hostilidad que sigue invadiendo nuestros corazones?
Porque los parches que se han puesto no han funcionado; porque nadie nos enseña desde la cuna que la vía del amor, del perdón, de la comprensión es lo que nos hace realmente humanos. Tenemos que conseguir superar la fase instintiva heredada de antiguos patrones de comportamiento, será solo entonces cuando seremos capaces de ir hacia la luz y enseñar a los del furgón de cola que deben acelerar el paso para reconstruir el paraíso.
En los momentos de más tensión es cuando debemos hacer acopio de toda esa fuerza del corazón y blandir el arma más poderosa: la Voluntad de Amar en pro del orden cósmico, modelo por el cual nuestra existencia debe regirse. Solo entonces la lucha genésica entre la luz y las tinieblas se desvanecerá y Caín y Abel, se enredarán en ese abrazo de auténtica reconciliación. Puede que debamos insistir y volver a manifestar el deseo de hacer el Amor.
Sigo teniendo la esperanza, sigo apostando por el Amor.
Abramos más que nunca
Abramos más que nunca nuestras conciencias y dejemos salir todo el AMOR que tenemos , bauticemos con el todas las acciones de cada pequeño momento , depende de todos poner nuestros granito de arena cada dia y bendecir cada rincon del mundo firmado con Paz . Hagamos el Amor cada dia ! ♡♡♡♡♡♡
Mi Estimada D'Olors
Así es y así sea. Muchas gracias por compartir ese espacio que pretende expresar, por encima de todo, amor. T'estimo.
En respuesta a Abramos más que nunca por Dolors Martinez