La Procesión va por dentro, el Via Crucis se genera en nuestro interior, pero también la esperada Resurrección
Semana Santa 2020: procesión en el Sanctum Sanctorum
Todo está siendo nuevo, atípico, desconcertante en esta etapa que vivimos de confinamiento mundial. La Semana Santa del 2019 nos dejó consternados cuando vimos arder uno los templos más emblemáticos del mundo, Notre Dame de Paris, un referente de la fe católica, que tal vez estaba necesitando reformas, resquebrajándose, porque los templos, cualquiera que sea su seña de identidad, representan no solo construcciones materiales para el rito, sino que son lugares donde separarse de lo profano y entregarse a lo divino, y cuando se infravaloran, se descomponen. Un templo es también un lugar sagrado en el interior de la personalidad.
El adytum, ese espacio donde retirarse, nos ha sido impuesto. La procesión va por dentro porque la Semana Santa 2020, este año va a vivirse como jamás se ha vivido, cada uno en casa, en su santuario. Unos la vivirán de forma más ritualista, otros simplemente tendrán que asumir que no pueden escaparse unos días de vacaciones. No hay clases, ni “galones”, más y menos ricos todos confinados, nadie va a poder salir del encierro, y que se trate de una celda o de un lugar sacro, todo dependerá de como lo viva cada cual. Si se trata de una penitencia o de un momento de gran introspección y cambio interno, la decisión es personal e intransferible.
Pascua, emoción y liturgia
La Pascua, que se da en el plenilunio de la Luna Nueva de Aries, eleva la emoción, la culmina para que la muerte de tendencias caducas dé paso a la Resurrección. En estos momentos tan intensos, muchas personas en todo el planeta están viviendo su Via Crucis luchando por su vida, por su salud, por su integridad, por su supervivencia, y por primera vez en la historia la corona que lleva el Cristo Crucificado no es de espino sino de un virus amenazador que obliga a guardar casa, a interiorizar. Es una situación que pone a prueba el Amor incondicional, la entereza, la solidaridad extrema; que hace sacar lo mejor y lo peor del individuo; que nos hace ser más humildes y misericordiosos, es decir compartir con el corazón para que desde ese sentimiento de unión se establezca una corriente de empatía capaz de aliviar el sufrimiento de los demás.
Para los practicantes, la Semana Santa es un momento de liturgia por la muerte de Jesús de Nazaret, pero para el inconsciente colectivo expresa, -en mi opinión-, una despedida, la muerte de los instintos, de las pasiones que suponen un lastre para la personalidad para que el Cristo interior renazca más fuerte y sublime.
Durante estos días se contabiliza el incremento de los casos de sanación de quienes se han recuperado del Covid19, y van a seguir aumentando, ¡confiemos!
Estamos en el 2020, despidamos este parásito que representa la contaminación en todos los ámbitos y sectores, en lo interno y externo, y vivamos el Domingo de Resurrección como una nueva oportunidad que nos ofrece la existencia.
Se trate de creyentes o de ateos, todos debemos ser cómplices de una alianza; la unión hace la fuerza y esta se nutre de voluntad para que Kether-Coronavirus deje de “manipularnos” y que nuestro Kether interno nos ayude a dibujar un nuevo mapa de ruta donde la energía de Hochmah y de Binah en el Árbol Cabalístico nos permitan crear un nuevo mundo, una nueva sociedad.
Para más información:
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