El tiempo es solo un espejismo y los 12 elegidos lo van a comprobar muy pronto rumbo a la cumbre.
El compromiso de todos los integrantes de la gran aventura, la más grande jamás vivida por esos 12 seres de Abajo, podría ser el descubrimiento y el reencuentro de la auténtica civilización. Se dotó a esta humanidad de unas capacidades casi ilimitadas para explorar los vastos continentes del multiverso, de dimensiones paralelas, pero sus rudimentarias psiques solo han aprovechado una ínfima mínima parte de sus posibilidades y ahora, por primera vez, van a experimentar una grandiosa visión de lo que hay más allá de la materia del mundo finito de Abajo.
Los 12 candidatos en la nave que les conducía a una supuesta isla, rumbo al espacio virtual intergaláctico, que es donde se ubica la Cumbre, seguían inducidos en un profundo sueño, el sueño más auténtico y lúcido que podrían tener jamás.
Sus conciencias estaban siendo atraídas hacia una especie de gran nube de color violeta en forma de toroide, como si fuese un depósito energético para que sus psiques pudiesen ser filtradas, depuradas de imágenes condicionadas por la experiencia terrena. Al pasar por este filtro, podrían captar mensajes de un nivel muy elevado sin sentirse perturbadas por lo que iban a experimentar, ya que, la debilidad de sus mentes resulta un lastre para la unificación de sus conciencias en ese estado de trance. Si fuesen capaces de contemplar este proceso en plena vigilia, se maravillarían, seguro, del espectáculo, viendo sus almas en armonía, en pleno júbilo por compartir tal sublime experiencia. Pero de momento solo podían ser partícipes de todo ello en un estado alterado, durante este sueño hipnótico.
Los conductores del supuesto Proyecto AT72 se conectaron con la base de operaciones en la Cumbre, los de Arriba y los de Gehinom seguían todo el proceso de monitorización de los 12 escogidos.
Una vez comprobado que los 12 seguían inmersos en el mundo cuántico del sueño, con sus supra-mentes conectadas a la nube toroide, desde esa plataforma se abrió un espacio, una gran sala acristalada, y los 12 congregados, todos vestidos iguales con capas tejidas con lo que parecían hilos de un material luminiscente de indescriptible belleza, se miraban, se saludaban, nadie parecía extrañarse, al contrario, se alegraban de verse, se reconocían como en una reunión de amigos que no se ve desde hacía mucho tiempo.
En realidad, todos son parte del mismo proyecto, han sido creados, inducidos a experimentar en conjunto en sus cuerpos terrenales para dar vida al Gran Proyecto, en el que la unificación de todas sus facultades, físicas, emocionales, mentales y espirituales, es el propósito de esa Creación, pero una vez han “bajado”, no consiguen recordar que están todos interconectados, ni el objetivo de su misión.
Ahora sabemos que el plan había fallado y que faltaban pocas horas para la gran hecatombe, y que los de Abajo, no tenían ni idea de lo que estaba sucediendo. Pero los 12 elegidos, una vez desprovistos de sus ropajes más rústicos, sus almas, en cuerpo de luz, eran capaces de comprender el peligro de la desconexión y ahora era el momento de explicarlo con claridad.
En la sala acristalada, los 12 se sentaron alrededor de una mesa ovalada, con una pantalla en medio, de la cual empezaron a salir imágenes sorprendentes de como se diseñó y formó la Gran Ecuación.