¡Entre lecciones y elecciones, nuestra conciencia es la que debe elegir!
Los 4 puntos cardinales: Derecha, Izquierda, Abajo, Arriba
Volvemos al ruedo de las elecciones en España, diáfano ejemplo de la ecléctica partida que juegan los “venerables figurantes” que desean repartirse el botín de un poder trasnochado, que más que estar en la derecha o la izquierda, están abajo, al fondo. Quienes supuestamente manejan los hilos en nombre de los votantes, montan su circo, y pasen señoras y señores, pasen y vean lo que pueden prometer y prometen, y, ¡alehop!, tales hábiles ilusionistas de feria, malabarismo por aquí, malabarismo por allá, hacen desaparecer el programa presentado en papel mojado, y a ritmo de mambo nos bailan: “tú me descalificas, yo te descalifico y gira, gira, gira, cambio y vuelta y empiezo de nuevo la coreografía”.
Las derechas y las izquierdas son los puntos cardinales de referencia en política que, más que darnos respuestas o soluciones, nos llevan a la debacle, al enfrentamiento permanente, a la reprobación del adversario, haga lo que haga y diga lo que diga, aunque donde dije digo, digo ahora Diego, y por la gracia de mi partido.
¿Y si los políticos estudiasen Cábala?
Si los políticos estudiasen Cábala podrían tomar como referencia la Derecha y la Izquierda desde la visión del Árbol Cabalístico. Sus dos Columnas manteniendo el vínculo en este organigrama cósmico; con el punto de unión en el Centro, - la Columna del Equilibrio-, y a través de sus 22 senderos o caminos, permiten que circule la savia, la energía, la información de cada Centro o Sephirah del Árbol de la Vida. Así cada uno de los Centros se relacionan y trasvasan su conocimiento en una perfecta complicidad y unión.
¡Qué bien nos iría si las derechas fuesen representantes de este espacio de concordia basado en el amor, la sabiduría y la bondad, las artes, la sensibilidad; y si las izquierdas fuesen referentes del desarrollo armónico del mundo de la materia, del conocimiento tecnológico, de la aplicación de las grandes leyes, de la verdad! Sería como vivir en el paraíso, y claro, ¡ya no sería necesario ir a votar de forma partidista, ya no habrían elecciones intestinales!
Es como un sueño, I have a dream, como diría Martin Luther King, o decirlo cantando como Abba, porque creo en los ángeles, y porque llegará un día en que la cohesión se instalará y la armonía de los Mundos de Arriba se reflejará en el Mundo de Abajo. Soy una empedernida optimista, y de ahí no me moveré.
Pero mientras llegue seguiremos viviendo a media luz, medio envueltos en las tinieblas, mirando el cielo en busca de iluminación en medio de la zozobra; y buscaremos a quien destile palabras de amor, de misericordia, ese vocablo caído en desuso pero que debería formar parte de nuestro léxico habitual porque significa asistir con el corazón a quien sufre.
Puede que en esta fase de desesperación la presencia del Papa Francisco en una entrevista de televisión concedida a un redomado periodista, Jordi Évole, ha podido suponer, tal vez un comienzo, lo cierto es que no ha dejado indiferente a nadie. Con diversidad de opiniones al respecto, -hay quien puede estar más o menos a favor de su doctrina cuando la manifiesta-. Pero en medio de tanto fervor político y panfletario, cuando desayunamos, comemos, cenamos propaganda electoral, la palabra cálida de este jefe del estado Vaticano ha supuesto una pequeña bocanada de aire fresco en mitad de la tormenta de tanta lucha política. Durante la entrevista, en ocasiones ha hablado el hombre, en otras el representante de la Iglesia Católica, pero sea como sea, hemos oído a un político de túnica blanca hablar de paz, de sufrimiento, de necesidad de unión, de coherencia, algo de lo que adolecemos los humanos.
Cuando las 4 dimensiones cardinales estén en perfecta sintonía y alineación, cuando sea normal, habitual, cotidiano oír a un dirigente de cualquier ámbito hablar de Amor, de perdón, de humanidad, de concordia, el sueño, mi sueño habrá empezado, seguro, a fraguarse.