Los cimientos de nuestras convicciones se desmoronan
Nuestros Herman@s del Nepal están asistiendo a una debacle sin precedentes, su tierra tiembla y su precariedad se desmorona. Pero el terremoto en Nepal de magnitud 7,8 en la escala de Richter no solo les afecta a ellos sino también a todos los que acuden a esta tierra de oportunidades geológicas. El turismo de altas cumbres acude a este lugar del planeta tierra para disfrutar de una naturaleza tan espectacular como inaccesible, ofreciendo retos a los más aventureros, y experiencias sensoriales a los que se sienten atraídos por su singularidad multicultural.
Situado al pie de las cumbres del Himalaya, ese impresionante y abrupto edificio montañoso atrae a quien busca esa máxima elevación coronando el Everest. Unos lo hacen físicamente, otros metafísicamente, porque el lugar más alto del mundo es también un santuario energético.
Los Nepalís de raíces y los de corazón están sufriendo; son los que se han quedado, los que ahora deben luchar por su supervivencia; los que se fueron ya descansan y desde la otra orilla contemplan el paisaje; ellos que, paradójicamente, emprendieron un corto viaje, - a casi 9000 metros estás rozando el cielo-.
Katmandú es un ciudad mítica, de edificios ahora derruidos, pero que posee una mágica esencia. Dice la leyenda que Katmandú era ese lugar al que llegan solo los puros de corazón. De hecho, para vivir en la cima tienes que tener una fortaleza especial, el sistema circulatorio sufre cuando el paso del oxígeno en sangre es mucho más lento y todo debe hacerse con más calma.
Tal vez sea la paz lo que deseen alcanzar los que desde las modernas y ruidosas ciudades emprenden el viaje de ascenso pidiendo guías, -los sherpas- a modo de gurús del sendero que les permitan alcanzar la cúspide.
Pero ¿qué ha ocurrido?, ¿por qué ha temblado la tierra en la cuna de Siddhartha Gautama, al que su sabiduría convirtió en Buda?
¿Tal vez sea la voz de alarma de una naturaleza que clama tantas veces un respeto; que se revuelve en sus entrañas porque los seres humanos queremos alcanzar la cima apresuradamente? Somos parte de esa naturaleza, no sus dueños, y así llega la catástrofe de la vida que palpita en ese espacio.
Cada acontecimiento es asociativo y sincrónico. Si como dice el proverbio chino:
el aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo
o, en su variante,
el aleteo de las alas de una mariposa puede provocar un Tsunami al otro lado del mundo
el movimiento de una masa tectónica sin duda va a remover los cimientos de nuestras convicciones allí donde nos encontremos.
Esta afirmación se basa en la teoría del caos. Se trata del efectivamente llamado efecto mariposa, un concepto por el cual entendemos que todo sistema parte de unas condiciones iniciales determinadas, y que la más leve variación acaba produciendo cambios que pueden alterar todo el sistema; esos cambios imprevistos modifican las estructuras. Por lo tanto si deseamos cambiar un sistema hay que empezar por cambiar el método. Misma acción, mismos resultados; cambios de método, diferentes resultados.
Lo tristemente sincrónico es que en pocos días hemos asistido impávidos a la desaparición de seres humanos tragados por el agua, procedentes de otros continentes, de África, pero tan humildes como venerables. Asia, Europa y África, tres continentes separados por sus creencias pero compartiendo un mismo destino y protagonismo.
¿Necesitamos que nos suban el volumen para activar nuestra compasión, nuestra solidaridad, nuestro amor?
¿Puede haber al fin una ola de afecto, de ternura, de altruismo tan grande como los tsunamis emocionales que nos están invadiendo, que desactive los efectos perniciosos de estas hecatombes? ¿o aún no es suficiente para que los gobiernos y los pueblos se unan para neutralizar este “egregor” o alma colectiva de abandono, de tristeza y desamparo que nos está secuestrando?
Solo la unión de almas amorosas puede parar el efecto mariposa para que el caos deje de ser la tónica asignada a nuestras conciencias.
Quien se sienta mal estos días, triste, cansado, desamparado, con falta de sueño, de ilusión, amorfo sin causa aparente, que piense que tal vez está acusando el efecto mariposa, porque tal vez este caos de dimensiones épicas nos esté afectando y tengamos que recurrir al sistema de navegación que nunca falla: el del Amor, la solidaridad, el pensamiento positivo, los mantras o plegarias que sin duda llegan a nuestros hermanos los seres humanos que más lo necesitan, y de hecho a todos, a Nosotros Los Pueblos, tal y como reza la declaración de intenciones de la Carta de las Naciones Unidas tan pocas veces recordada.
Gracias.Un abrazo amoroso.
Gracias.Un abrazo amoroso.
Robena, gracias a ti!
Como siempre, ahí estás!! Abrazo grande, grande!!
En respuesta a Gracias.Un abrazo amoroso. por robena