Sentirte partícipe de una evolución consciente contribuye a sustentar la sabiduría de la Tierra y de sus habitantes. El Bosque Habitado, en RNE Radio3, es un programa que mueve esa clase de sensibilidad.
¡¡Arriba las Ramas!! La Comunidad del bosque. La Comunidad del Árbol de la Vida.
El proyecto de María José Parejo Blanco es mi inspiración para el desarrollo de este artículo como humilde homenaje a su transmisión en RNE Radio3, El Bosque Habitado, desde el que glosa cada domingo de 11h a 12h de la mañana las excelencias de la Tierra, de Gaia, de la naturaleza, en una comunidad que practica Ubuntu, con su lema ¡Arriba las ramas! teniendo a los árboles como referencia de esa majestuosidad que brota de las entrañas del universo, sobre el cual transitamos fugazmente de encarnación en encarnación.
El Bosque habitado es un programa altamente recomendable por su alta vibración, es un oasis de esperanza en mitad de la vorágine informativa, catastrófica en tantas ocasiones, que nos sumerge en una especie de secuestro emocional, El Bosque Habitado nos rescata. Te conecta con la belleza de nuestro hogar, nuestra hermosa Tierra que nos sorprende por su capacidad de regeneración ante desastres producidos por la inconsciencia, y por la alevosía de quienes se sienten patronos de un territorio del que solo son inquilinos usufructuarios. La Comunidad del Bosque nos habla de los planes de acción de quienes se empeñan en preservar una naturaleza que clama respeto, amor, y que se defiende de esa llamada “evolución” que la empobrece, la desalma, la desforesta y la poluciona. Descubrimos que hay cómplices amorosos en esa batalla que no tendría que existir.
María José Parejo Blanco, entonando su recurrente ¡Arriba las ramas! invita a valientes protectores, cual pueblo de irreductibles ante la horda enemiga, para que nos expliquen la magia de los bosques, para que nos descubran el latido de la Tierra, la organización de un mundo repleto de vida en un ecosistema con alma, con sentimiento y sabiduría impertérrita.
Me cautiva la absoluta concordancia con esa otra colectividad en la que milito: la comunidad del Árbol de la Vida, o Etz Hayim, que desde las raíces a la copa nos descubre un mundo de extraordinario significado. El Árbol del Bosque y el Árbol de la Vida son una misma entidad, asumen un mismo objetivo: mantener viva y sana la savia de la existencia. El Árbol de la Vida es el Árbol del Paraíso del Jardín del Edén y bajo su cáliz, al amparo de su follaje, recibimos el conocimiento del “bien y del mal” para comprender que la harmonía de la naturaleza es la hermandad de lo divino y lo terreno en un íntimo vínculo cosmoteándrico de las dimensiones del Ser.
La comunidad del Árbol a través de sus 4 elementos, el Fuego, el Agua, el Aire y la Tierra desvelan el principio y el compás de la existencia. La naturaleza no es un mero decorado sino la base sobre la cual se articula todo lo demás.
El Árbol de la Vida con sus 10 Centros o Sephirot para la Cábala, revelan el significado de la Creación: el fruto y su intención de ser un día raíz, rama, copa y ofrecer al mundo sus excelencias a través del recorrido simbólico de sus 4 fases, Emanación, Creación, Formación y Acción.
La naturaleza que palpita en el exterior es análoga a la naturaleza que late en nuestro interior y cuando no la respetamos alteramos los procesos mismos de nuestra subsistencia.
¡Arriba las Ramas, Abajo las Raíces! es la consigna de este magnífico programa al que deseo muy larga vida y una floreciente comunidad.
A partir del lema ¡Arriba las ramas! del programa radiofónico El Bosque Habitado se creó la Asociación Arriba las Ramas, que como indican en sus estatutos, son una asociación de custodia del territorio y para la recuperación de los bosques autóctonos de España.