Si no sabes lo que es la vida, ¿cómo pretendes saber lo que es la muerte?, si no sabes servir a los hombres, ¿cómo pretendes servir a los dioses?
Confucio
Nuestra convivencia con el ciclo anual significa acompañar al insigne artista cósmico y revivir en nosotros los mensajes que el cielo graba en la Tierra mediante poderosas imágenes que luego se transformarán en realidades.
Rudolf Steiner
Ésta es la nostalgia: morar en la onda
y no tener patria en el tiempo.
Y éstos son los deseos: quedos diálogos
de las horas cotidianas con la eternidad.
R.M. Rilke
El mundo entero estaba ante ellos para que eligieran el sitio de su reposo,
y la Providencia era su guía.
Asidos de las manos y con inciertos y lentos pasos,
siguieron a través del Edén su solitario camino
John Milton
A través de grandes pensadores, de personajes que tuvieron la generosidad de cedernos mucha de su sapiencia, he podido descubrir los infinitos matices de una misma realidad. El carpe diem que revindican los que saben que el tiempo no existe, insisten en que toda experiencia es vivida en toda su intensidad si abstrayéndonos de lo que consideramos el pasado o de lo que suponemos que es el futuro, nos recreamos en el instante mismo de lo que acontece en el ahora. Vivir al ritmo de 4 Imaginaciones Cósmicas es vivir al ritmo del imaginario colectivo, que es la cuna de nuestra ancestralidad.
El 4 es el número del cuaternario; de las estaciones; del ciclo de la vida; de las cuatro Letras del Tetragrama divino; de las edades del cuerpo y del alma; de la Sephirah Hesed, cuna del Paraíso; de la relación con Mi y Ma, Cielo y Tierra; de los 4 puntos cardinales que nos permiten tomar referencias; de los elementos primordiales, Fuego, Agua, Aire y Tierra que dan vida a todo lo que nos tumba y nos eleva; las cuatro fases de la Luna; los 4 estados de la conciencia: el pensamiento, el sentimiento, la intuición y la sensación, (Jung); de Daleth, la 4ª Letra hebraica.
El tiempo, el cual hemos dividido en 4 como medida para situarnos en el plano de la manifestación terrenal, nos sujeta, pero también nos duele, porque la abstracción nos sumerge en un mundo irreal de sublimes paisajes; nos permite cruzar las puertas de la imaginación; y bajar se asemeja a la pérdida. La ingravidez nos es más familiar de lo que pensamos pero hemos olvidado su funcionalidad y la recelamos.
¿Dónde ubicarnos entonces si la metáfora discurre en nuestro interior y el traducirla en palabras termina en desencanto?
Pero vivir en la imaginación no puede alejarnos de la realidad cotidiana, ni decepcionarnos. Muy al contrario, somos capaces de existir en nuestros 4 cuerpos: físico, emocional, mental y espiritual y sentir la vida Arriba y Abajo con igual intensidad.
Vivir en la Imaginación Cósmica es conectarse desde lo profano con lo sagrado sin que aparezca la confusión y explorando ambas funcionalidades. Esta es una tarea permanentemente adscrita a nuestra condición humana pero poco reconocida. Nos cuesta aprovechar todo el caudal de sabiduría disponible en nuestras 4 funcionalidades.
Vivir en la Imaginación Cósmica es succionar la esencia de cada instante para que este elixir de conocimiento alimente nuestros abismos internos y sepamos deleitarnos y expandir nuestra conciencia.
El milagro de la Resurrección es la segunda Imaginación Cósmica, la primera fue la noche más oscura del año que parió el nacimiento de un Cristo Interior. Ahora, la próxima recreación es el domingo de Resurrección, -día de Apolo, el Sol, Tiphereth, el Sephirah de la Conciencia de la belleza del corazón-, permitiendo a la naturaleza renacer de su letargo invernal, en palabras de Kabaleb, para que esta segunda oportunidad sea una interiorización y manifestación de esa fuerza espiritual que clama con salir a la luz y ser reconocida como portavoz de nuestras tendencias más elevadas.
Vivamos estas Imaginaciones Cósmicas con pasión, la misma que se recrea en los 4 puntos cardinales de muchos rincones de nuestro planeta, marchando juntos, al unísono para conquistar la culminación de un proceso que tiene que llevarnos a elevar nuestra condición humana.
Imaginemos y visualicemos, renazcamos; seamos artífices, creadores de nuestra propia y sublime realidad.