Entra Saturno en Capricornio; se activan el sentido del deber y del compromiso con conciencia
Tránsito de Saturno en Capricornio es todo un acontecimiento en el panorama zodiacal, Saturno, después de dos años y medio cambia de sede y entra en Capricornio el 20 de diciembre 2017 hasta el 22 de marzo 2020. Después de su largo itinerario por los tres decanatos de Sagitario podríamos decir que vuelve a casa. Saturno es el regente de este primer signo de Tierra, y va a estar en el decanato propio desde el mismo 20 de diciembre 2017 hasta el 20 de diciembre del 2018, donde va a realizar las tareas de máxima construcción y realización adscritas al signo que representa la forma, la solidez, la estructura en todas sus manifestaciones. (Después seguirá su marcha en el segundo y tercer decanato de Capricornio).
El arquetipo saturnino nos facilita la edificación de una realidad tangible, material, pero también se aloja en nuestra psique a modo de control y dirección de los trabajos relacionados con el mundo de la razón, de las leyes, de lo que es conforme a nuestro destino.
Su representante sefirótico es Binah y expresa la necesidad de crear un mundo en el que las cosas se ejecuten de forma coherente. Saturno en su sede construirá lo estrictamente útil a la manifestación del designio del Yo Superior, invitándonos a escoger y disponer de los materiales adecuados para realizar nuestros propósitos.
Saturno no es el “coco”, pero cuando las leyes se han vulnerado, entra en funciones y restablece el carácter “obligatorio” de una organización que tiene que dar garantías de solvencia para que el andamio aguante. La mitología ya nos da buena cuenta de cómo las gasta Saturno en su trono, (véase el artículo que se refiere a la historia mitológica de Saturno), y puede ser un aliado cuando hay que poner orden. También representa el viejo mundo de las normas, lo vetusto que se resiste a cambiar, frente a la renovación que supone Júpiter. Establecer una buena alianza entre estos dos planetas es una garantía para que las cosas tomen forma, aplomo, pero sin anquilosarse; se trata de conservar lo mejor del pasado para incorporarlo al presente.
Es un tránsito muy adecuado para los tiempos que vivimos, inmersos en una vorágine de impulsos descontrolados, Saturno puede ayudarnos a reestructurar, a reorganizar, a pensar en lo que falló y que ahora podemos reconstruir. Saturno es el sistema legislativo que debe contar con el ejecutivo para empoderarse. En Capricornio se va a sentir a gusto mandando y como sabemos que no hay nada peor que un general sin tropas, como decía Kabaleb, mientras le demos protagonismo y dejemos que garantice el orden en el marco de la legalidad, no nos planteará problemas.
Para los nativos Capricornio es una excelente noticia ya que después de “aguantar”, por no decir “sufrir” los efectos de Saturno en Sagitario y su Casa XII, tener su planeta regente de vuelta al hogar va a suponer una liberación, un aliado para encontrar el equilibrio y un merecido reconocimiento a su capacidad de decisión, de gestión, de dirección, de protagonismo personal, porque quien mejor puede asumir ese arquetipo es sin duda el nativo que lo lleva de serie: Capricornio.
Saturno representa la legalidad, la reflexión, la seriedad, la profundidad de conocimiento. Representa el marco, la regla, la organización, la precaución, la honestidad. Marca el tiempo, la temperancia, la economía, el destino. Con Saturno se adquiere el buen uso de la paciencia, de la seguridad. Permite la concentración, la responsabilidad y el sentido del sacrificio, el compromiso y la formalidad.
Cuando Saturno se manifiesta contrario, es decir cuando nos lo tomamos como un “enemigo”, puede provocar la restricción, la limitación, la dureza; se muestra tacaño, dogmático, egoísta y provoca rigidez y un exceso de conservadurismo, de pesimismo, de derrotismo, de inflexibilidad, intolerancia y aislamiento. Se mueve bien en los espacios cerrados, en soledad.
Para que este tránsito sea un éxito deberemos esforzarnos en repasar una y otra vez las situaciones, pulirlas, detectar los errores y administrar con integridad los impulsos nacientes. Vamos a ver a Saturno a sus anchas dando protagonismo a la razón antes que a la emoción; a la ley y la norma antes que a la libertad, y administrando el autoritarismo, la brusquedad, las imposiciones, que pueden generar no pocas insatisfacciones y contraindicaciones. Para canalizar esta energía es preciso adquirir el dominio de nuestras prioridades, hacer las cosas acompasadamente, sin perder el control, sin necesitar que alguien, las circunstancias, nos llamen la atención, sin dejar que otros tengan el mando, que se erijan en directores de nuestra vida. Sabemos lo que está bien y lo que no lo está, siempre y cuando sea nuestra conciencia la que nos dé la alternativa.