Tránsito de Urano en Aries.
A partir del 29 de mayo tenemos la primera incursión de Urano en Aries. Los que conocen el talante Ariano saben que con este planeta en tránsito en el primer signo de Fuego, el que genera la acción, el impuso de romper las reglas, de hacer cosas que no se han hecho nunca, está claro que la energía de renovación está en camino. Kabaleb, dice a propósito de este signo “Aries es el signo con el que se identifica la puerta de la comunicación de las Fuerzas Cósmicas con el hombre. Por esa puerta entra en nosotros el designio divino, porque los Aries son los que están más cerca de la Divinidad”. Con todo ello es fácil entender cuál puede ser el mensaje de Urano en Aries durante los próximos 7 años, (hasta mayo del 2018), y no se trata de ponerse a temblar, pero sí de estar dispuesto a renovarse, desde el vestuario hasta las neuronas. El arquetipo uraniano es el que nos invita a la rebelión, y en un signo tan potente como Aries, ¡es como prender la mecha de un barril de pólvora!
Pero ¿de qué rebelión estamos hablando? de la que lleva a la revolución de todas las formas caducas que no caben dentro de la nueva dinámica de cambio que emerge en nuestra sociedad. Si Aries propone avanzar, explorar sin miedo al fracaso transmitiendo esa vitalidad propia del que no teme nada, del que se sabe protegido, guiado, del que se siente inmortal, el cambio de paradigma está garantizado, ese cambio que claman las voces más críticas con lo que está ocurriendo en el planeta. Urano es responsable de muchas de las fulminantes experiencias que han llevado la humanidad hacia la libertad, y de las que sólo hemos referenciado escasamente tres, (parte 1 de este mismo artículo).
Huelga decir que el mundo está en plena reestructuración, se acaba una era de grandes logros tecnológicos, mediáticos, políticos, económicos, sociales, (lo que no significa que no sigan produciéndose), y ahora lo que urge es que el cambio de paradigma transpersonal. Si como dijo Plotino, la humanidad se halla a mitad de camino entre los dioses y las bestias, después de casi 2000 años, podemos pensar que ya estamos más cerca del salto cuántico que nos lleva a esa divinidad, y Aries representa ese estadio donde la fuerza divina ha penetrado en el interior del ser humano.
A la vista de los últimos acontecimientos, la naturaleza parece haberse rebelado contra el hombre, tal y como apuntábamos en anteriores escritos, (La Tierra tiembla, los efectos colaterales de Plutón. El Agua un elemento fuera de control.) , hay personas que se preguntan si no estaremos llegando el fin de los tiempos. Para los que estamos familiarizados con estos temas, solemos decir que sí, que el mundo se acaba, pero puntualizando expresamente que lo que se acaba es el mundo tal y como está concebido ahora, y aunque este cambio sea lento y progresivo, ha empezado a despuntar. Estamos en el principio del fin de lo que no puede seguir ocurriendo, la sordera y ceguera humana están condenadas a desaparecer respecto a tal y como vivimos y experimentamos el mundo. Estamos en el alba de ese advenimiento del que hablan muchas profecías o canalizaciones, porque somos muchos ya los que estamos sintonizados en el mismo dial, los que creemos que una nueva humanidad es posible. La que tenemos ya es genéricamente maravillosa, pero tiene que desarrollar su luz, su generosidad, no podemos parecer buenos, hay que serlo en todas las dimensiones del ser.
Como decía Jung, al que todos repescamos por haber sido esta mente tan brillante y avanzada del siglo XX, ¡qué no diría ahora!, “nuestra psique está en armonía con la estructura del universo y lo que sucede en el macrocosmos sucede igualmente en los rincones más pequeños y subjetivos de la mente”.
Estamos ciertamente alineados, lo que ocurre es que no todo el mundo dispone aún de un aparato emisor y transmisor, o no sabe manejar los canales de percepción, o aún ni siquiera sabe que existen estos canales y sin las antenas puestas, no hay forma de conectar. Este es el propósito de Urano, los Aries van a sacudir a más de uno de su aturdimiento, porque esta es su misión. Urano nos propone integrar una sofisticada tecnología sin más cables que los de nuestras neuronas y dendritas abiertas y nuestro corazón enfocado hacia ese propósito, el de decodificar la información que le llega a la conciencia. Teniendo en cuenta que Aries simboliza el Yo naciente, el impulso primigenio de vida, el punto vernal de nuestro nacimiento como entidad, podemos comprender que Urano va a estimular muchas almas. Muchas personalidades aletargadas se sentirán atraídas por esa nueva forma de integración, por esta tecnología puntera que rompa antiguos patrones de comportamiento, los que son susceptibles de cambiar. Pero estos cambios no afectarán a todo el mundo de la misma forma.
Por una parte, en lo colectivo, habrán segmentos de población, o sea de conciencias que se sentirán atraídos por ese despertar, pero otros se resistirán a dejar sus franjas de comodidad, lo viejo conocido y eso, en ciertos casos, puede resultar dramático. Por otra, en lo personal, los aspectos que irán formándose con los planetas de nuestra carta natal y en los grados en que se manifiesten, dejarán su impronta en relación a la energía planetaria que moverán. Se trate del Sol, Marte, Saturno, Júpiter, Urano, Neptuno o Plutón, se activarán mecanismos internos y externos que removerán ciertos aspectos de la personalidad o de nuestras circunstancias.
Con el Sol, el cambio enfocará directamente a la conciencia, al programa de vida, al impulso de un nacimiento. Con Marte, la fuerza vital, la ambición, la guerra a lo caduco, la energía de lucha se despertará, más siendo que Marte es el planeta regente de Aries. Con Júpiter, dará alas a nuestro poder personal, a la capacidad de concebir y construir las cosas desde una vertiente mucho más innovadora. Brillo y expansión a los objetivos más ambiciosos. Con Saturno, la lucha entre lo nuevo y lo viejo, lo establecido, las normas y la necesidad de romperlas será acuciante. Con Urano, la libertad en todas sus manifestaciones puede dar mucho de sí. La tentación de abandonar antiguas formas de vida será muy fuerte. Con Neptuno, el proyecto de viajar a otras dimensiones, de elevarse, de ir más allá de los límites puede promover los viajes hacia otras realidades del ser, y con Plutón, pueden saltar por los aires estructuras que se empeñan en seguir fomentando la separación, que se resisten a adoptar nuevas formas de vida, de expresión, la tierra de nuestros sueños se verá catapultada muy lejos de las fronteras que hemos establecido. Podremos darnos cuenta de nuestro auténtico poder regenerador. En definitiva, Urano nos pondrá a todos las pilas, sin pretexto ni excusa alguna, como diría Kabaleb.
Continuará con el tránsito de Urano en Aries para cada signo.