Qué son los tránsitos planetarios
El Escritor, el poeta Khalil Gibran dijo algo muy hermoso: Tu dolor no es más que la ruptura del cascarón que encierra tu entendimiento.
Hablar de crisis no es novedad, ya es una letanía con la que nos hemos familiarizado, vamos comprendiendo que se trata de algo que afecta en más o menos medida a toda la humanidad. Recordemos que una crisis es una experiencia-oportunidad. La evolución de nuestra personalidad y de la totalidad se hace a menudo a expensas de nuestros intereses. Cuando una experiencia de vida tiene que acontecer utilizará todos los medios para salir a la superficie.
Pero ¿Por qué necesitamos el dolor o la crisis para emerger? ¿Por qué no podemos entender las cosas sin pasar por la experiencia traumática? Aprender a aprovechar los periodos decisivos que acontecen y salir de todo ello reforzados debería ser un objetivo común.
Los tránsitos planetarios se definen como el recorrido de los planetas alrededor del mapa zodiacal. Cada planeta transita un tiempo determinado en cada signo. Los planetas como Urano, Neptuno y Plutón tienen un tránsito más lento y son de una extraordinaria relevancia. Son los detonantes de muchos de los acontecimientos que suceden en nuestras vidas. Recordemos que no valoramos al planeta que vemos suspendido en el firmamento, sino la relación que se establece con el arquetipo planetario, con su símbolo, que es el que nos afecta interiormente. Tenemos acceso a una gran cantidad de arquetipos que nos sirven de referencia, y éstos empiezan a activarse desde el mismo momento de nuestro nacimiento. Es cierto que, como expresa Jung, que los arquetipos no pueden reducirse a simples fórmulas, su análisis dependerá de muchos factores. El estudio exhaustivo de cada uno de estos símbolos nos ayudará a comprender cómo afectan a nuestras vidas, que relación establecemos con cada uno de ellos.
Con los tránsitos, mes a mes y año tras año, los planetas van formando distintos escenarios y encuentros, unos más contundentes que otros con los planetas natales, marcando una serie de acontecimientos y removiendo los centros de poder, nuestros mitos y estructuras, el significado adscrito a nuestro proceso humano. Solemos identificar los acontecimientos que nos remueven como experiencias demoledoras, que aportan a nuestra conciencia mucha información. Como dice Rudyhar, poeta y astrólogo, no es que a la persona le suceda un acontecimiento, sino que al acontecimiento le sucede una persona.
Si bien es cierto que venimos aquí con el propósito de experimentar la mejor opción de nosotros mismos, estamos en permanente aprendizaje para conseguir aprobar con buena nota cada una de las asignaturas que nos ha tocado estudiar y revisar. Jung también estaba de acuerdo con la importancia de comprender el por qué de las experiencias cuando escribió que el significado hace más soportable muchas cosas… incluso, quizás, todo. Otro psicoanalista, Viktor Frankl definiría la capacidad del hombre de sobreponerse a la adversidad con una intensa labor terapéutica, creó el método de la Logoterapia, o el análisis del sentido de la vida, a raíz de sus experiencias en el campo de concentración Nazi. “La vida significa asumir la responsabilidad de encontrar la verdadera respuesta a los problemas y cumplir con las tareas que constantemente va imponiéndose cada individuo.
Según Kabaleb, el propósito de nuestro Yo Superior consiste en conectar la parte inconsciente, con el objetivo primigenio, es decir el programa del Sol, que es el que define nuestro trabajo conciente en la presente encarnación. El problema está en que la mayoría de personas no saben cuál es este programa o para qué han venido, o cuál es su trabajo humano profundo.
Si bien la Carta Natal identifica un momento en el tiempo, -se trata de un mapa fijo-, se actualiza con cada tránsito planetario. Pero el neófito se preguntará, ¿qué determina el acontecimiento, el tránsito de un planeta, o nuestro libre albedrío? y la respuesta sería, nuestro Yo Superior. Las manifestaciones externas son sincrónicas a los cambios internos que tienen que producirse. El Yo Superior se vale de estos tránsitos para evolucionar y cuando el sujeto se resiste a cambiar, a moverse de forma voluntaria, es cuando atrae a su vida las experiencias que le fuerzan a tomar conciencia. Cabe decir que si la conciencia evoluciona armoniosamente, todo en la vida resulta mucho apacible.
La Carta Natal nos da serias pistas acerca del propósito de la persona en esta vida, las características de su naturaleza, el potencial que puede desarrollar, así como los bloqueos que puede generar. Su estudio nos es de gran ayuda, pero siempre en colaboración con el propio individuo. El análisis de los tránsitos planetarios se resume en una serie de preguntas que nos orientan de manera a valorar lo que nos está ocurriendo:
- ¿Qué trabajo creemos que nos está proponiendo la vida?
- ¿Qué clase de experiencia está aflorando ahora en el exterior?
- ¿Qué creemos que podemos descubrir de nosotros mismo?
- ¿Qué creemos poder hacer para tomar conciencia de lo que podemos hacer?
- ¿Estamos respondiendo a las expectativas de nuestro Yo Superior?
- ¿En qué nivel está actuando la crisis, en qué áreas de nuestra vida?
- ¿Qué estamos negando de nuestro propósito de vida?
Responder a todas estas preguntas equivale a enfocar los tránsitos de una manera mucho más efectiva.
Planetas transpersonales
Los tránsitos planetarios de los planetas transpersonales Urano, Neptuno y Plutón, suelen proponernos muchas y grandes tareas que nos llevan a resolver cuestiones de gran calado. Los tránsitos de planetas más cercanos, como Marte, Júpiter y Saturno nos afectan de forma distinta, más en el aquí y ahora, en asuntos de tipo más práctico.
Desde el momento en que encarnamos pasamos por diversas etapas. Empezamos por asumir nuestro cuerpo, es el Yo corporal. Avanzamos y desarrollamos el Yo emocional. El Yo mental descubre que tenemos una psique, y poco a poco asumiremos, con suerte, la necesidad de adquirir la conciencia del Yo espiritual, completando así la integración de todos nuestros valores. Pero durante todo este proceso de asimilación de los “Yoes”, las experiencias se suceden a tal velocidad que nos cuesta asimilarlas, y no digamos a integrarlas a la conciencia. Como diría el místico ruso Gurdjieff, el hombre dispone de múltiples Yo, cada sensación, pensamiento, cada deseo es el Yo impermanente y mutable, y sin embargo lo experimenta como una individualidad a menudo hostil. Son tendencias adversas, unas con otras, que no se soportan, ni se conocen y sin embargo forman parte de esa totalidad que es la multidimensionalidad del Ser. La Sombra es fuerte en el individuo.
Pero, ¿qué provoca la sombra? Lógicamente la falta de luz. Vivimos dentro de un sistema homeostático, es decir, que se regula a sí mismo, que se adapta a los movimientos de los cuales depende para subsistir. Con la sombra suceden algunas cosillas, pero nos adaptamos. Si se trata de una revolución, de una catástrofe, la oscuridad total y nos hundimos, no sabemos cómo reaccionar. Como representa la teoría de las estructuras disipativas, (Ilya Prigogine), cuando las perturbaciones desestabilizan más de la cuenta, se forma lo que se llama en ciencia el caos creativo. El sistema, o sea la experiencia, se ve forzada adaptarse a marchas forzadas. El antiguo formato ya no puede seguir existiendo y surge la crisis, y con ella el cambio drástico. La ruptura del sistema establece un nuevo patrón de expresión, de acción, un nuevo modelo debe organizarse. Porqué, cuando todo funciona de maravilla, ¿Por qué cambiar?
Esa es la clave de los tránsitos planetarios. Introducen cambios radicales en las estructuras, el caos que nos “invita” a evolucionar. Los planetas son energías vivas operando dentro de nosotros.