Saturno y la sanación física, anímica y espiritual
Inmersos en una profunda crisis de oportunidades de un cambio anunciado, todo está revuelto. La presencia de Saturno en el primer decanato de Escorpio nos lleva a sanar heridas del pasado, porque antes de hablar de la sanidad y de los desbarajustes y desigualdades que se están llevando a cabo, hay que empezar por nuestro interior, por las lacras que llevamos arrastrando desde hace mucho tiempo, confiando ciega e inconscientemente en cualquier sistema que nos solucione la papeleta desde fuera, sin implicar la conciencia.
En un artículo anterior comentábamos el problema que conlleva a tener una sanidad en déficit y caótica, tratando de encontrar claves que nos permitan salirnos de este tinglado que nos aleja de la idea de la sanación, para llevarnos al terreno de la enfermedad.
Es cierto que los procesos de conciencia no son inmediatos y que lo que enferma en la dimensión 3D es nuestro cuerpo y que cuando nos duele algo, lo que más deseamos en el mundo es que se nos quite el dolor. Es algo natural, humano, pero de lo que se trata es de entender cuál es el mensaje que trae este dolor, dar con la respuesta para no volver a sufrirlo. La curación requiere vivir el presente, si, pero comprendiendo el pasado, limpiando las energías y traumas que sufrimos, perdonando y haciendo acopio de toda nuestra sabiduría para librarnos al fin de lo que ha sometido nuestro organismo a un saqueo energético. Solemos pensar que somos víctimas de tal o cual situación, sin atender las causas profundas que generaron el desbarajuste.
La presencia de Saturno, Binah para la Cábala en Escorpio, se asocia a la medicina interna, a la psicología o cualquier disciplina que nos lleve a ahondar en los misterios de la psique, como por ejemplo la Alquimia Genética [1], técnica que nos permite entrar en nuestro mundo celular y hablar con él para ver qué ocurre dentro y cómo repercute por fuera.
Saturno se pone serio con nuestras decisiones más incoherentes y luchas que afectan nuestra salud, porque cuando ensombrecemos, cuando somos opacos a la luz, nuestras células adquieren una tonalidad oscura, se rebelan ante la falta de compromiso y arman la del diablo en nuestro interior. Vamos rápidamente al médico y la reacción del facultativo es ponernos bajo tratamiento. Inmersos en esta secuencia, padecemos entonces no solo la enfermedad, sino todo el caos de la administración que está en crisis, y es cuando pensamos: ¡solo me faltaba esto, enfermo y en lista de espera o mal atendido!
Así está claro, nuestra conciencia delega en el sistema y el sistema tiene menos médicos, menos recursos, menos medicamentos, y nos quejamos, todo está fatal. Pero tal vez haya otra lectura, la de forzarnos a tomar partido y ocuparnos de nuestra propia calidad de vida. Pero esto es evidente para unos pocos, los que saben que no pueden dejar en manos de los demás sus propias responsabilidades. Pero lo curioso es que la Administración, -responsable de todos los desastres-, no tiene en cuenta que la población en épocas de bonanza ha estado gastando medicamentos por encima de sus necesidades reales. Se creía hasta el momento que a más miseria, más enfermedad, esto era así en tiempos de graves desnutriciones, pero han aparecido toda clase de enfermedades que nada tienen que ver con la depauperación, sino al contrario, con la sobrealimentación y utilización de productos químicos que han alterado nuestro organismo. (Etapas claramente jupiterianas)
Cabe recordar lo que decía Victor Hugo, que la eficiencia de la sanidad no debe medirse por todo lo que gasta en medicamentos, sino en lo que debería gastarse en la prevención de enfermedades. Hemos aumentado las dosis de lo que consumimos en el que llamamos primer mundo, (en el tercer mundo,¡ nadie enferma de obesidad!), y el resultado es que tenemos un botiquín bien surtido para atiborrarnos al más leve síntoma. Hay quien receta aspirinas a diario para prevenir no se cuántas enfermedades o quien aconseja incluso dos o tres tazas de café para evitar el cáncer de páncreas. Barbaridades que te secundan los laboratorios farmacéuticos y una clase médica que busca en la alopatía un remedio que acaba siendo peor que la enfermedad. Es cierto que la medicina es una profesión vocacional, pero a mi entender el auténtico médico, terapeuta es el que ama por encima de todo la salud, apuesta por un sistema integral y por insuflar amor y optimismo al que ha perdido la alegría celular, en vez de abocarle a la condena después de un irremediable proceso de degeneración. Y lo confunden con ser realista. Y hay médicos realmente vocacionales, muy buenos, muchos, pero los mejores son los que no hacen gala de serlo y hay que encontrarlos como quien después de buscar al maestro, le llega justo cuando está preparado.
Se observan actitudes que resultan extrañas al proceso de sanación, como cuando se le administrado quimioterapia a un enfermo y se le insiste en que los efectos secundarios van a ser nefastos y que irán aumentando de intensidad, porque forma parte del protocolo del tratamiento, y cuando digo que se le insiste, es porque el médico va pasando a diario para comprobar su estado y cuando no aparecen los síntomas descritos, le sigue insistiendo al paciente, que lo “normal” es que esté horriblemente mal, que lo va a estar hoy, mañana, pasado, que si no han llegado aun los efectos, que no se preocupe, que ya llegarán!. Y cuando eres espectadora de todo ello, te preguntas por qué el oncólogo insiste tanto en el dolor en vez de aligerarle la carga a su paciente ofreciéndote otra salida. Tal vez su cuerpo no reaccione tan mal, tal vez sea de los que van a romperle las estadísticas!! El resultado es que el enfermo se pone peor, tal como le había vaticinado el experto,ha tardado más días en caer, pero al final, ¡él médico tenía razón!, pudo con las débiles resistencias de su cliente, que tal vez estaba lo bastante fuerte para resistir el embiste de la química, pero zas, sus sitema inmunológico falló, en gran parte por pérdida de confianza. Este es un capítulo que he podido vivir de cerca y que me ha asombrado de forma sobrecogedora.
Ahí Saturno la emprende con quien rompe las reglas de la armonía celular, o no me refiero con ello a quien inyecta medicinas, sino al que genera desolación en la psique de una persona que ya está celularmente afectada!
El buen juicio de Saturno nos pone sobre las pistas, somos seres de infinita sabiduría, pero nos hemos despistado por no respetar las grandes leyes de la naturaleza, pretendemos emularla con fármacos sintéticos, (porque son mucho más rápidos), cuando todo lo que necesitamos se encuentra en esencia pura en la naturaleza, porque de ahí han salido las medicinas, pero nos falta paciencia, queremos hechos, no promesas y la medicina natural nos lleva a pactar con nuestro organismo, la alopática, va directa la grano, lo quita, y si se reproduce, ya lo volverá a extirpar.
Con todo ello no deseo dar la impresión de estar en contra de todos los enormes avances de la medicina o los excelentes facultativos que han salvado tantas vidas. Mi punto de vista va más allá, al sentido de la ética personal. El médico nos ayuda, nos salva, pero no podemos cargarle todo el peso de una responsabilidad que es nuestra. Esta es la ley que nos impone Saturno en Escorpio, la de revisar los patrones de nuestro comportamiento interior, de cortar por lo sano con lo que nos destruye, lo que nos lleva a un camino de oscuridad interior. El arquetipo de Escorpio es Vida y Muerte, Vida, ¿con qué nos identificamos?, ¿ somos capaces de amar la vida más allá de todo hasta el punto de apostar por ella y hacer lo que sea para conservarla en su más elevado estado? Esto no se vende ni se compra, ni se ingiere, ni se opera, se honra y se celebra.
Recordemos la sabiduría del padre de la medicina, Hipócrates, (V a C.), nos transmitió consignas que siguen tan vigentes como útiles y de sencilla aplicación, “Que la comida sea tu alimento y el alimento tu medicina”, (sí, a todo ello podemos apostillar que los alimentos ya no son lo que eran); nos habló del holismo diciendo, “Hay una circulación común, una respiración común. Todas las cosas están relacionadas entre sí”. Cómo es posible que la medicina hoy en día haya anulado estos y otros muchos de sus preceptos. Sus palabras sin duda se inscriben en el código ontológico de Binah-Saturno.
Y como dicen los juristas, que también están adscritos a este planeta, no conocer la ley no nos exime de su cumplimiento. Por lo tanto, cuando hemos alterado consciente o inconscientemente las grandes leyes universales del ser, cuando traicionamos nuestra naturaleza, en cuerpo, emoción, psique y espíritu, la entropía campa a sus anchas y enfermamos, se impone entonces la restricción y nos lamentamos. ¿Por qué llegar al límite para reaccionar?
Es una condición humana, llegar al error para darnos cuenta que la verdad está al alcance de la mano y del corazón. ¿Cuándo ya no necesitaremos el dolor para aprender?
Saturno en Escorpio pasa revista a todas las promesas que nos hicimos, como por ejemplo las de mejorar nuestra salud, de comprender nuestros procesos internos, de aplicar las consignas, de centrarnos en todo aquello que nos hemos propuesto. Gracias a su intervención a lo largo de estos próximos dos años, vamos a utilizar el bisturí para cortar por lo sano lo que ya no nos conviene. Nos ayudará, por las buenas o de forma convincentes a consolidar acuerdos con nuestra naturaleza, dietas, higiene, hábitos cada vez más saludables, pero no solo en nuestro mundo particular, sino también en la construcción de una sociedad más sana. Se van a firmar acuerdos importantes que atajen algunos despropósitos. En el momento de redactar estas líneas me acaba de llegar la noticia de una pequeña gran victoria de los ecologistas, los cultivos transgénicos pierden fuelle en Europa, salvo en España, Portugal y la república Checa. Es un principio, una esperanza. Es un suma y sigue de los muchos acuerdos que se están perfilando, porque son muchas las voces que claman ya por una sanación de nuestra tierra, de nuestra naturaleza, de nuestra sociedad.
Artículo muy interesante. Hay
Artículo muy interesante. Hay que elegir en primero una alimentacíon sana, la mas ecólogica que sea(me encanta lo que dice el Prof. Joyeux, famoso oncologo, sobre la importancía de esta elección), hacer ejercicio físico , y sanar sus emociones; se trata entonces de la importancia de la prevención. Hay medicos de maravilla, que son bendiciones para lo bien que hacen, y la humildad que ponen en sus actos. Hay otros que son lo que son....nuestro papel es de elegir, y de ser actor de nuestra salud, y de nuestra vida. Somos responsables .