¿Se hunde la cuna de nuestra civilización?

Junio del año 2015, Grecia vive un caos financiero sin precedentes. El país helénico sumido en una tremenda deflación está acorralado y su maltrecha economía corre el riesgo de sucumbir y petrificarse. La crisis ha dado paso a una medida que afecta directamente a la población, el cierre temporal de las sucursales bancarias y la imposición de controles de capital para evitar un mayor colapso financiero ha generado el temible corralito. La confianza de los griegos en su sistema económico, en sus bancos y políticos se ha esfumado por completo y el gobierno parece navegar sin rumbo.

Grecia del año 387 a.C. Platón relata, describe, dialoga sobre ideas políticas contra las doctrinas relativistas pretendiendo ofrecer un modelo intemporal que trascienda las diferencias culturales porque según este ilustre filósofo, la organización del orden mundial debe responder a un orden cósmico, el orden eterno e inmutable de las Grandes Ideas.

En el tratado de los 5 libros de la República, habla de Grandes Leyes, donde propone una Calipolis, una ciudad bella y autosuficiente en la que la política que es ética pura y responsabilidad de cada ciudadano, debe practicarse de manera activa y efectiva para que las virtudes adscritas a los más bellos ideales sean aplicadas. Platón describe que no hay separación entre el estado y sus allegados, lo que el filósofo Karl Popper, (1902-1994), denunciaba como un totalitarismo. Pero en realidad lo que Platón diseñó fue un modelo de gobierno basado en la máxima especificación y el rendimiento óptimo de los ciudadanos para experimentar lo que podríamos definir como la mejor versión de cada uno. Aunque ciertamente tutelados por grandes maestros filósofos, -ya que Platón afirmaba que los dirigentes debían ser reyes-filósofos, y que debían primar las necesidades del grupo social por encima del individualismo más recalcitrante. Estableció así el concepto de máxima justicia. Se le recriminaba la idea de una concepción estática de la sociedad, pero en realidad, su determinismo, que parecía incompatible con el ideal de libertad de otros pensadores griegos, se apoyaba más en la idea de una participación e interacción igualitaria de todos los ciudadanos en el gobierno a fin de que las leyes fuesen justas y basadas en un modelo progresivo de enseñanza. A mayor cultura, mayor ética e ideal. La importancia que Platón da al Padre-Estado es lo que más destaca en su pensamiento, donde los principios en los que se fundamenta la justicia deben ser iguales para todos los individuos que forman parte de ese estado, - porque ellos mismos ya son el estado-, y toda su retórica se basaba en exponer la idea de la organización Ideal. Un auténtico Estado debe basarse en la racionalidad y procurar y generar felicidad. La metafísica del Estado tiene su origen en la armonía de la naturaleza, así que el Alma-Estado es una estructura racional, coherente y funcional. Si el alma es pura, buena, auténtica, el estado también lo será y vice-versa. El estado que no contempla ni contenta a la naturaleza, -no la respeta-, tampoco podrá respetar a sus ciudadanos porque las necesidades humanas y de la naturaleza son idénticas.

Este modelo de pensamiento entronca con la orientación del sistema de la Cábala, donde vemos que el El Árbol de la Vida, Etz Hayim o Árbol de la Cábala nos presenta un modelo de ciudad anímica perfecta y armónica.

Para Platón el ser humano depende de la polis y de sus conciudadanos para satisfacer sus principales necesidades y por lo tanto es necesaria una organización social donde cada uno aporte su maestría, su conocimiento y experiencia. Basándose en tres tipos básicos de actividades tendremos:

• 1ª. Los artesanos que se ocupan de actividades productivas, (Mundo de Yetzirah para la Cábala)
• 2ª. Los guardianes o guerreros, que se encargan de la defensa, (Mundo de Briah)
• 3ª. Los gobernantes, que incluyen todas las tareas de gobierno, (Mundo de Atziluth)

El ser humano posee alma y cuerpo, (Mundo de Atziluth a Mundo de Assiah). El alma es la parte divina que debe comunicarse mediante una adecuada educación, pasando por todos los Sephiroth del Árbol de la Cábala, con la parte profana y práctica del individuo, ejercitando todos sus poderes y adquiriendo diversos conocimientos en virtud de adoptar el compromiso de formarse como seres aptos para el dominio de todas sus funciones, físico, emocional, mental y espiritual, y tiene la obligación de enseñar a los que le siguen en la cadena evolutiva.

La reflexión que nos hacemos es que poseyendo un modelo de funcionamiento ideal, -que aquí hemos tratado de relacionar de forma sencilla con las enseñanzas de la Cábala-, ¿cómo es posible que después de más de 2000 años, el lugar en el mundo de donde salieron gran parte de los fundamentos de nuestra organización político-social, los gobiernos puedan estar tan alejados de esa perfección que debería haber pasado de la teoría a la práctica?

Si Grecia se hunde, se hunden los cimientos de nuestra civilización y el rescate es urgente, esto es el compromiso de todos los seres humanos que se sienten profundamente responsables de un estado que va más allá de los contornos de una frontera geográfica.

Grecia somos todos y Platón se llevaría las manos a la cabeza o se daría de cabeza contra algún panteón si viese en qué se ha convertido el estado y cómo viven y sufren sus súbditos ahogados por la ambición y la codicia desaforada de un estado llamado Europa.

No sólo los griegos están acorralados, sino cada uno de nosotros cuando sentimos que el ideal, esa Calipolis, que es ese estado interno de felicidad, no aflora al exterior. Lo que le sucede a la ciudad externa es el reflejo de nuestra propia ciudad anímica interna. El corralito es una energía que no fluye e indica que estamos funcionando a bajo rendimiento, que no estamos utilizando nuestra sabiduría y justicia interna y que, al final, la acumulación de tantos “desperfectos” acaba creando un gran caos.

Esforcémonos por aumentar nuestras esperanzas, pero también por movernos por superar la crisis con aportaciones-ideas-emociones constructivas. La unión hace la fuerza; empecemos por unificar nuestras tendencias internas para que, por extensión, puedan las almas-gobernantes estar por la labor de crear un mundo más ideal.

La República es uno de los diálogos más complejos y ambiciosos de este gran filósofo, no exento de polémicas afirmaciones, pero planteando cuestiones que ahora y más que nunca deberían revisarse, tal vez así la educación y la formación de los futuros gobernantes nos daría a personas capaces de elevar la condición moral, social y humana de la población. (Versión virtual de la República de Platón)