El 22 de febrero del 2015, Kabaleb hubiese cumplido 88 años, era de la generación del 27 y se fue en 1991. No hay un solo día que no piense en él, llevo la estela de su maestría esculpida en el alma, además de ocuparme de transmitir su obra, -junto a mis hermanos-, personalmente desde hace más de 27 años. Mi Padre, Kabaleb nos legó sus enseñanzas, era lo único que poseía en propiedad. Nos dieron mi Madre, Katherine y él, un sabio manual de instrucción para aprender a vivir. Y no solo se trataba de Cábala o de Astrología como tantos otros temas que nos facilitaron, sino de la libertad de ser quien uno debe ser, asumiendo las propias responsabilidades y tratando de cumplir con la misión o programa de vida y por encima de todo tratar de ser mejor persona cada día.
En todos estos años de estudio he aprendido muchas cosas, y entre ellas algo sumamente importante y que me ha dado fuerza para seguir adelante: conocer y comprender quiénes eran mis Padres para poder asumir quién soy yo, porque la condición humana guarda secretos transmitidos y adscritos a la memoria celular. Como suelo decir a los más jóvenes que me consultan, conoced cuanto antes la historia de vuestros padres, son vuestras raíces. Hay luces y sombras, pero reconocer su maestría y saber identificar los patrones que no deseáis perpetuar ayuda a crecer y evolucionar más deprisa.
Estos días en que Kabaleb hubiese cumplido años coincidiendo con el quinto aniversario de esta web, quiero rendir homenaje una vez más a todo lo que nos dejó y también a todas aquellas personas que con el estudio de su Obra y los que han querido mantener viva su esencia, de un modo u otro, honran su memoria, agradeciendo esa apertura de conciencia; allanó el camino de quienes buscamos referencias para aprender a leer entre las sinuosas líneas del camino de la vida.
Estos días me invade una cierta nostalgia. Ahora que comprendo mucho mejor a mis Padres, sé mucho más quiénes eran, no los tengo delante para decirles lo mucho que agradezco que me diesen la vida y que hicieran lo mejor, y en algunos casos, enseñándome con el “al revés te lo digo para que me entiendas” a construir paso a paso mi realidad. No fue fácil, como bien sabemos que no hay almas elegidas, sino almas que tienen el valor de elegirse a sí mismas, parafraseando a los Meurois-Givaudan, pero todo ayuda a ser más fuerte y a buscar el lado más hermoso y elevado de la existencia. Este era el propósito de mis Padres a lo largo de nuestra instrucción y este el mío personal, y a través de la construcción de este espacio, esta Red de información.
Red Milenaria, nació un febrero de hace 5 años con la pretensión de expresar todas mis inquietudes y lo que había dado de sí las enseñanzas recibidas. En casa había muy poca materia tangible, pero mucha materia sutil, fantasía, sueños, utopías, cultura y trascendencia, y si bien con ello no se pagaban las facturas del gas, aprendíamos lo que de verdad era la luz. Nuestra vida junto a unos padres tan especiales se convertiría en un cúmulo de experiencias dignas de un reality cósmico y lo que creíamos “normal”, por lo visto no lo era tanto.
Vivir tejiendo cada experiencia a golpe de información trascendente y esotérica no resulta fácil, te sientes menos “terrícola” y más de otra dimensión, de Orión o las Pléyades, pero por otra parte te obliga a ser más coherente con lo que tu conciencia te dicta, que adscrita a un modelo prefabricado, y tiene su gracia.
Cada artículo escrito, curso o conferencia a lo largo de todos estos años es un poco la síntesis de un modo de vida. Un día mi webmáster me dijo, “ahora si no estás en Internet, no existes”. Nosotros que pasábamos a ciclostil las lecciones de Kabaleb, resulta que ahora hay que asomarse al mundo a través de la ventana de Internet para llegar a todos los rincones del planeta. Recuerdo una anécdota especial y es que cuando Kabaleb desencarnó encontramos entre sus escritos la primera Carta Astral que él mismo se confeccionó en Paris y que decía entre otras cosas: “será famoso después de muerto, se hablará de su obra, que llegará muy lejos”. Él ya era conocido antes, pero se prodigaba bien poco, no le interesaba demasiado salir en los medios de comunicación, ni existía esta poderosa herramienta de comunicación que es Internet.
Es por ello que nosotros, sus hijos y descendientes, a quienes dejó la responsabilidad y la tarea de seguir estudiando y divulgando sus enseñanzas, estamos inmersos en ese proyecto desde el mismo momento en que desencarnó.
Hubo quien dijo entonces que no seríamos capaces de seguir con ello, quienes intentaron y siguen intentando plagiar o apropiarse de la Obra, de la propiedad intelectual en nombre de un supuesto deseo de que se conozca; y otros que con su amoroso interés por descubrir, instruirse y transmitir su método están también haciendo mucho bien por la continuidad de un legado que pretende llegar al corazón. Gracias a todos, los más y los menos, nos ayudan a tomar tierra, a seguir muy activos y mantenernos firmes en esa tarea de exégesis y difusión.
Kabaleb nos dejó algo inmenso, la Astrología Cabalística, con un contenido vivo, que interactúa con el sujeto; unos libros de Cábala que nos permiten comprender de forma sencilla en qué consiste este tratado de comportamiento humano; los análisis de los libros Sagrados, Génesis, Apocalipsis, Evangelios; nos abrió las puertas del cielo para que los Ángeles pudieran comunicarse; investigó incesantemente durante toda su vida para dejarnos una herencia que recogimos, honramos y deseamos difundir a nuestro ritmo, de forma gradual, pasando por todas las etapas, Yod-He-Vav-He.
En este quinto año de Red Milenaria, este periodo que Kabaleb describe como la quintaescencia, es el momento de extraer el jugo de todo lo aprendido y encaminarnos hacia una nueva etapa. La quintaesencia debe dejar paso a nuevos objetivos porque el 5 es el número de Gueburah, de Marte, de todo lo que supone una acción real, activa y fecunda. Al quinto año hay frutos que dan mucho, otros se liquidan, pero lo importante es que la savia se renueva y que la energía del Árbol se conecta con la Conciencia para que todo cobre aún más sentido en ese Sendero 22 donde transita la Letra Lamed, de Gueburah a Tiphereth y donde cobra vida la Carta del Tarot del Colgado, el que nos lleva a la experimentación de la materia en esa transición entre Géminis y Capricornio, Aire y Tierra.
Bajar a las trincheras, aplicar el método, cristalizar proyectos; escribir, transmitir, fomentar el encuentro de lo divino con lo profano, sacando lo mejor de cada mundo y en amoroso servicio. Todo eso es a lo que aspira ahora Red Milenaria, bajo la atenta mirada energética, lo sé, de mis Padres ascendidos. Que su Luz ilumine mi camino, y que juntos a todos los amorosos lectores cómplices de esta historia, nuestro cometido llegue a su destino.
Gracias.