Parece que los efectos colaterales de Urano siguen provocando numerosa información y hasta el momento de índole catastrofista. En anteriores artículos hemos hablado mucho del tránsito y los efectos de este planeta que se asocia en Astrocábala a la energía de fusión, (une) y fisión, (estalla), y que en su manifestación física representa el uranio con el que se fabrica la energía nuclear. El análisis de lo que está ocurriendo a la luz de la simbología no puede pasar desapercibido. 

Está claro que Urano en su último día de pernocta en el último grado de Piscis, (día 11 de marzo, grado Malkuth), (Tensión en Oriente, Apocalipsis del final de Urano en Piscis), nos ha dejado una honda y triste estela de destrucción. No sólo el Agua de Piscis se ha desbocado llevándose a tantísima gente por delante, causando daños y estragos de valor incalculable, sino que la energía de Urano ha desatado unas reacciones incontrolables en el reactor de algunas centrales nucleares en Japón. 

Los efectos sobre la salud física son inciertos, (aun), las consecuencias solo se podrán ver con el tiempo, pero el impacto anímico y espiritual que ha causado en la gente es inmediato. Tal vez el pueblo nipón, tildado muchas veces de alexitímico, de poco demostrativo emocionalmente, esté en realidad más preparado para asumir esa devastación, porque con la no identificación emocional tal vez se encajen mejor los cataclismos. Esta es una pregunta - ahora mismo - de difícil constatación. Lo que si puede ser cierto es que ha desatado una ola de sentimientos empáticos - que suele acompañar esos grandes desastres humanos - y que tiene efectos muy sanadores. Porque a mi entender no se trata de acompañar a las personas en su sufrimiento, sino de tratar de mitigarlo con nuestra solidaridad, con nuestros rezos, como un tsunami de Amor que pueda a generar ondas expansivas de bienestar y confianza que ayude poco a poco a sanar tantas heridas. La humanidad, la naturaleza humana nos necesitamos los unos a los otros. 

Con respecto a las reacciones que ha provocado en los gobiernos, muchos se han hecho eco del refrán, “cuando veas las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar”, y se han apresurado a tomar medidas respecto a los protocolos de seguridad. Una de las primeras en hacerlo ha sido la dirigente alemana, Angela Merkel, (haciendo gala de lo que suele decirse de los alemanes respecto a su control de calidad en la fabricación de cualquiera de sus productos), y se ha activado la alarma; se supone que en otros muchos países van a tomarse medidas de prevención. Porque si en un territorio que como Japón utiliza en sus construcciones una tecnología destinada a paliar los efectos de los movimientos sísmicos, y como hemos constatado, la fuerza desatada de la naturaleza no ha impedido que se produjeran fisuras, en el resto del mundo, en los países donde no se utilizan estas técnicas podemos imaginarnos lo que ocurriría en caso de un desastre de esta magnitud: ¿estamos a merced del comportamiento caprichoso de la Naturaleza? Y es que no se trata de un capricho. Gaia se queja, sus quejas no son escuchadas y Gaia nos sube el volumen. 

La energía de Urano rompe, desata, destruye, provoca revoluciones, se encarga de prepararnos para la llegada del nuevo mundo. Lo hace primero de forma amorosa, nos acoge, nos ofrece sus más preciados valores, su exuberancia, su bondad, sus medicinas, su alimento, su belleza, y nosotros le damos las gracias destruyéndola, con  una falta total de respeto. 

¿Qué dirigentes, qué gobiernos se alzarán en su defensa? ¿Habrá alguno consciente del mensaje que nos ha transmitido, alto y claro? 

Mi corazón ansía que así sea, mi razón se nubla ante tanta inopia.

La otra vertiente de Urano de la que nos ocupamos en Astrocábala, (Hochmah), es la que nos expresa la energía Crística en su más elevada manifestación. Urano pone al alcance de nuestros corazones la posibilidad de elevar nuestras conciencias, de apuntarnos al movimiento que representa y es el de la revolución interior, la que nos permite renovarnos, reconocer nuestra grandeza y nuestra extrema bondad y sabiduría. Somos creadores en potencia y dominar nuestro potencial no resulta evidente. Quiero creer que este movimiento planetario que nos afecta anímicamente y espiritualmente a todos nos sirva de revulsivo, de análisis de conciencia. Todos somos co-responsables de lo que ocurre no sólo en nuestro pueblo celular, en nuestro mundo particular, sino también en el planeta entero. 

Internet ha sido clave, un medio que nos ha permitido vivir en directo cada momento de esta tragedia. Hemos sido partícipes del sufrimiento de las personas, del territorio, pero también de la Naturaleza. Seamos ahora también partícipes de su reconstrucción.  Engendremos todos juntos un movimiento tan fuerte, tan grande, una sacudida tan asombrosamente amorosa hacia ese lugar del planeta y otros muchos, hacia sus gentes, que esa sea la ola que barra toda la expresión de las emociones aquejadas de tanta destrucción.