Estoy de celebración, a punto de cumplir un año más. Es posible que me esté haciendo más sabia, ya que en vez de renegar, me siento feliz, pienso al fin que tengo mucha suerte de poder sumar años con salud y algo más de conciencia, dicen que la experiencia es un grado.
La razón de mi júbilo no solo es el entusiasmo de mi aniversario, sino por algo mucho más importante: la entrada de Júpiter en Tauro ese mismo día 4 de junio del 2011. Júpiter es el planeta de la abundancia, del poder, de la expansión, de la suerte, de las oportunidades, del dinero y de las posibilidades de realización.Júpiter en Tauro, en un signo que representa el goce de la materia, la belleza, el equilibrio de las formas, y el bienestar, puede ayudarnos a cambiar, a llenar nuestras alforjas de buenos pensamientos, sentimientos, alimentos que nos ayuden a desprendernos de la visión nefasta que muchos se empeñan en anunciarnos.
Ubicar a Júpiter equivale a poder aprovechar su beneficiosa influencia, en aras de mejorar nuestra calidad de vida en todos los sentidos y contrarrestar los constantes mensajes de tintes catastróficos que como dardos envenenados nos lanzan desde numerosas tribunas.
Sí, existe el caos, sí, hay crisis, pero de todo ello ha de salir lo mejor de cada uno. Lo decimos a menudo, son oportunidades de cambio y de crecimiento.
Desde hace meses, en nuestras habituales tertulias cabalísticas, comentamos los acontecimientos mundiales en clave astrológica. Las cuadraturas y oposiciones planetarias parecen no tener fin, (Saturno-Urano; Saturno-Plutón; Plutón-Urano). Hemos hablado de todo ello en algunos artículos, hay referencias en los blogs de mis hermanos, Soleika y Tristán. Lo hemos hecho sin alarmar, con la convicción de que la conciencia humana se está acercando con paso firme al pleno desarrollo de su potencial. Inmersos en la zozobra, de movimientos sísmicos, de revoluciones, seguimos pensando que todo es para bien.
Hablamos de caos pero también de esperanza y este es, en realidad, el propósito de estas líneas, notificar lo que es un acontecimiento planetario, que Júpiter entra en Tauro y se queda todo un año y no volverá a estarlo hasta la primavera del año 2023, así que hay que aprovecharlo ahora.
De este planeta esperamos mucho, por ejemplo contraatacar los agoreros del desastre que solo ven en todo lo que ocurre la huella del mal, y apostar por la recuperación. Es cierto que hay mucha gente que lo está pasando mal, son a los que debemos ayudar y consolar para aliviarles en la medida que nos sea posible. Pero a todos los que estén en disposición de alistarse en el Ejército de la Luz y la Renovación, hay que reclutarles, sacarles de su franja de comodidad para que arrimen el hombro.
Júpiter pernoctará en el signo que nos habla de bienestar, de ganancias, de riquezas, de oportunidades, de poder y de bondad. Es el momento de activar al máximo nuestros recursos y creer que podemos cambiar el mundo. Si hasta ahora se consideraba a Tauro como el complaciente, el tozudo y comodón del Zodíaco, al que le gusta la buena vida y las cosas fáciles, las cosas están cambiando. No es que no pueda ejercer de Tauro, sino que además de disfrutar va a tener que enseñar y contagiar sus “modales” y convicciones a sus congéneres, a los que no saben gozar y aprovechar lo que tienen. Se trata de que disfrutemos todos, de que nos concienciemos de la idea del placer, más que el deber, lo que no significa que debamos desentendernos de nuestras responsabilidades, sino buscar referencias positivas, unir nuestras voces y nuestros corazones para conseguir más, para gritar alto y fuerte que la felicidad es más que un derecho, es un deber.
A un Tauro se le escucha, es el mejor aliado para difundir la idea de ese bienestar que nos merecemos, en una sociedad demasiado enfocada al dolor, la pérdida y el temor.
Con todo ello podemos llegar a la conclusión que lo mejor es poner un Tauro en nuestra vida, sí, pero más fácil será averiguar dónde está esa parcela Tauro en nuestro interior, porque es un arquetipo que forma parte de la condición humana.
Con Júpiter activando ésta energía que nos lleva por el camino de la facilidad, podemos empoderarnos y desarrollar una fuerza de convicción que nos lleve a conquistar altas cimas de crecimiento. Es el momento de reivindicar nuestros derechos, pero sin esperar a que la sociedad se mueva por nosotros, ni que nos amparen los gobiernos, o a que las leyes nos defiendan. Contemos con nuestros propios recursos, el trabajo empieza por el impulso, la acción personal, otros ya seguirán, y con nuestro ejemplo dejaremos claro que pasamos de la irritación a la concienciación.
Los últimos acontecimientos nos han enseñado muchas cosas. Hemos comprobado cómo día a día crece el sentimiento de indignación que recorre el planeta tejiendo una poderosa red de solidaridad, y de lo peor sacamos lo mejor, la gente, la humanidad se implica. Pero por encima de todo, lo más importante es que sigamos alimentando no esa indignación, sino el cambio que impulsa este movimiento popular.
En el momento de redactar este escrito, pasados los primeros minutos de la Luna Nueva de Géminis, pienso en los grupos que siguen ocupando las plazas de nuestro país, en sus asambleas que tienen que decidir si seguir con la acampada o retirarse.
Unos quieren quedarse, otros ya cansados optan por la retirada. Pero ¿acaso no han dado ya mucho? Ellos han sido la voz discordante en una sociedad apoltronada, la voz que ha convulsionado al fin los poderes fácticos hasta llevarlos al enfrentamiento. Ahora les toca el turno a otros, nos toca a nosotros, los que no hemos estado en las plazas, seguir con ahínco, movernos desde cualquier plataforma y no cejar en el empeño para que este cambio sea imparable y no se hunda en el olvido. Para que los medios de comunicación no nos dejen en la estacada porque ya no somos noticia, ya no hay clamor que resuene en las calles, ni porrazos que filmar.
Las palabras, nuestras palabras, nunca se las lleva el viento, alimentan la resistencia, los debates, la creatividad, como cada una de las propuestas que enhebradas una a una, como hileras de perlas de ingenio, colgaban de los tablones de anuncios o de los tensores de las tiendas en cada plaza. Las mojó el agua, se las llevó la autoridad, pero siguen allí vivas, muy vivas en la memoria de todos, porque lo que nutrió la inspiración fue la ambición de cambiar el mundo.
El 4 de junio tiene que hacer historia, ese 4 de junio, y el día siguiente y el otro, todo tiene que cambiar porque así lo hemos decidido. Pero quién lo sabe, solamente el que mantiene viva la esperanza de un mundo mejor, de una humanidad que dignifique su condición.
La Mitología nos cuenta que Júpiter-Zeus derrocó a su padre Cronos-Saturno para liberar al Olimpo de su dictadura, del inmovilismo, de la restricción, para promover la libertad y la expansión. Pero padre e hijo están predestinados a entenderse. El poder legislativo, (Saturno) y el poder ejecutivo, (Júpiter), deben pactar para sacar del pasado lo mejor y construir un presente y un futuro libre, fructífero, optimista y amoroso. Pero recordemos que en la inscripción del Templo dedicado a Apolo, el Sol, (conciencia), en Delfos rezaba lo siguiente: Conócete a ti mismo. Esta es la condición, este es el mensaje que todos deberíamos asumir y cumplir, y sin el cual la humanidad viaja sin rumbo, sin utilizar su brújula interior.
En esta lunación que tantas reflexiones me inspira, con el deseo de que este dios Júpiter, Hesed para la Cábala, nos premie con sus bondades, movamos los hilos de la providencia, transmutemos temor por amor, incomprensión por sabiduría, necesidades por abundancia. Con la conciencia de que cada cosa, cada momento, cada espacio, palabra o sentimiento sea una inspiración. Para que la vida nos lleve por las autopistas del conocimiento sin tener que pagar un eterno peaje, para que la luz inunde las tinieblas en nuestro itinerario y podamos socorrer a los que aun no saben caminar solos. Que esa abundancia jupiteriana, paradisíaca, no sea patrimonio de unos cuantos, sino cobijo y bálsamo para todos.
Al Júpiter de arriba y al Júpiter interno, que así sea.
JUPITER EN TAURO
El próximo sabado cumplo años, (55) en el mismo momento que Hesed abandona el belicoso Gueburah y casa VI, por lo mio he pasado en el trabajo y con mis superiores. Ahora, pasado el trago todo vuelve a ser más tranquilo, y la experiencia, si le he sacado provecho revierte en sabiduría. Hesed, esta en el grado 00º 02' Kether "voluntad" y trabajando en el 4 de oros, el de los resultados prácticos, por lo tanto época de recoger. Pero no estoy pensando en los bienes terrenales, si no en el fruto del Tauro Celeste casa II y de Júpiter ética y moralidad, casa IX.
Abrazos de luz.
J.P.
Feliz despedida y mejor
Feliz despedida y mejor bienvenida aun!
Yo aun cumplo con Júpiter a 29.56.06 de Aries, en grado Malkut.Me alegra poder compartir contigo esa información tan valiosa de mi Padre y que tiene que ir viendo la luz poco a poco, ya que los grados de Poder son grandes desconocidos para el público y encierran un enorme y sabia información. Que sea así como dices, que la abundancia de Júpiter te dé los mejores frutos J.P.
Otro abrazo de luz y fraternal para ti
En respuesta a JUPITER EN TAURO por JESUS GOMEZ PASTRANA