Hemos hablado con la esencia de Hesed de la presencia de Hasimha, la alegría en nuestro organismo, cuando las células se llenan de luz, el fluido energético que abastece nuestro organismo se siente permanentemente revitalizado y la luz penetra con fuerza en nuestro interior. Dicen que la felicidad es un estado paradisiaco y decíamos en anteriores capítulos que volver al paraíso es una de nuestras principales tareas en cada encarnación. Alejarse de él es negar la existencia y despreciar nuestro objetivo principal y las funciones más vitales, expresivas, y amorosas de la existencia.
Por otra parte, hay muchas maneras de alterar los procesos creativos cuando no respetamos nuestra chispa divina y es algo que no puede perpetuarse. Negarse a vivir es alterar nuestra historia y es cuando la rectificación nos llega a través de la “Severidad”, Gueburah, o Geburah, Gimmel (ג), beth (ב),vau (ו), (ו), resh (ר), heth (ה), la Inteligencia Radical que actúa en nuestros mecanismos internos. Entra en funciones porque el Guerrero, el quinto Sephirah, segundo debajo de Binah en la Columna de la Izquierda, se activa para reprogramarnos y reformar lo que se ha alterado.
La luz de Hesed desactivada o mal canalizada da lugar a ciertas debacles en la organización de nuestro microcosmos y el Pilar de la Derecha del Árbol de la Vida se desequilibra. Gueburah ataja los excesos. Podríamos decir que tener demasiado de todo acaba fomentando la excesiva complacencia, la comodidad, incluso la pereza. La gula pasa factura. Cualquier exceso también pone de manifiesto la necesidad de aplicar el bisturí cósmico y de esto se encarga Gueburah, la fuerza marciana. La reordenación interna nos permite comprender que la dinámica divina no puede alterarse descontroladamente.
Hay momentos en que tenemos que desalojar las tendencias que nos impiden avanzar, nos obstaculizan y perjudican. Gueburah se emplea a fondo cuando la injusticia campa a sus anchas. Actualmente vemos que los diferentes capítulos de corrupción y excesos están dando mucho que hablar en nuestra sociedad y la “severidad” de Gueburah se está aplicando a rajatabla.
Por otra parte, la disciplina que nos propone este Sephirah también es la que nos estimula, la que nos arma para el combate de la existencia. Gueburah rige la sangre, la fuerza, el trabajo, la acción, el esfuerzo que nos permite superarnos. Vemos que nuestra sociedad se balancea al ritmo de Hesed, el Esplendor, la abundancia, y Gueburah, el corrector. En este Sephirah empezó el calvario del hombre, el pago de la deuda que contrajo con la transgresión a las reglas, lo representa un trabajo arduo sobre la conciencia y se trata de restablecer el equilibrio entre los deseos y el Yo Superior
Los Luciferes, que identificamos como las tendencias rebeldes adscritas a la Columna de la Izquierda, la columna que nos lleva al trabajo más denso, y que representan nuestra parte más instintiva, se encargan de recordar al ser humano la cuenta que tiene pendiente con la divinidad, es decir con su chispa divina, Yo Superior o Yo nuclear. Entre el ideal de Hesed y la justicia de Gueburah, nos medimos con el destino para rendirle cuentas a Binah.
Reconocemos la esencia de este quinto Sephirah en nuestra propia naturaleza interna. Una cierta ambición y agresividad se hacen necesarias para mantenernos vigilantes y activos. La necesidad de estimular nuestras ilusiones utiliza también la fuerza de Gueburah porque es el elemento dinámico que incita a superar los obstáculos. La iniciación que nos propone este Sephirah es la del guerrero, la del vencedor, nos da el coraje de vivir, el dominio de la experiencia y aprender a sacar lo más positivo de cada circunstancia.
La influencia destructiva de Gueburah es transitoria porque nada hay en la organización cósmica que nos lleve a la catástrofe, sino al aprendizaje, a veces en pésimas condiciones, pero la bondad siempre acaba por salir a la luz. La energía de Gueburah es la que anima todas las cosas, la que da el calor a la sangre, activa la voluntad de acción y arma la sexualidad para perpetuar la vida. Alienta nuestros deseos de superación y la grandeza por transmutar las dificultades.
Gueburah se sitúa debajo de Binah y es por lo tanto portador de su rigor. No obstante la fuerza dura de Binah necesita ser modificada y este es el cometido de Gueburah, de lo contrario toda la creación quedaría petrificada en un molde tal y como quedó Lot convertida en sal, (Saturno, sal, plomo). Gueburah es el más disciplinado de los Sephiroh, también el más dinámico y violento. El hierro es el metal de Gueburah. Es el Gran Iniciador de la Columna de la Izquierda porque lo hace con las herramientas de la Justicia y el Rigor.
En la anterior entrega de Hesed hemos hablado de la salud, la Simha, y que su ausencia provoca la enfermedad, es decir la falta del fluido energético bloquea y obstruye. El hombre enfermo es el hombre colapsado. La palabra que designa la enfermedad en el idioma hebreo es mahala, que a su vez proviene de la raíz mahol que significa trazar un círculo, entendiendo que cuando la energía circula sobre sí misma provoca desajustes, bloqueos. Hay que dejar de dar vueltas sobre uno mismo, salirse del círculo vicioso para permitir que la vida fluya, se expanda, se libere y se deshagan los nudos. Entrar en sintonía con Gueburah es trabajar esa energía de vida, tomar conciencia de esos obstáculos energéticos, identificar la represión y lo que impide valorarnos positivamente. Gueburah pone en movimiento la esencia de la Energía Divina.
Decía Cristo en su Sermón de la Montaña:
El ojo es la lámpara del cuerpo. Si tu ojo está sano, todo tu cuerpo se verá iluminado mientras que si tu ojo se encuentra en mal estado, todo tu cuerpo estará en las tinieblas. Y si la luz que hay en ti son tinieblas, ¡cómo serán de espesas las tinieblas mismas!
Esta parábola viene a ilustrar la necesidad de comprender cómo circula nuestra energía vital y lo importante que es saber administrar nuestras energías de forma constructiva para que todo fluya de manera a alcanzar la plenitud en todos nuestros cuerpos, en eso consiste la sanación holística e integral.
La representación planetaria de Gueburah es Marte; administra los contenidos de dos signos de gran presencia, Fuego y Agua, Aries y Escorpio. Los trabajos primordiales de estos dos signos son:
- Aries: armarnos de valor y voluntad para iniciar cualquier aventura
- Escorpio: liberar nuestras energías vitales y sexuales para que la existencia siga manifestándose.
Impulso y transmutación que nos llevan a la plena conciencia del Ser, que es lo que veremos próximamente en el siguiente Sephirah.
Gueburah
Tal vez se trate de buscar el equilibrio entre el rigor y el amor. Y el Árbol de la Cábala nos permite esa flexibilidad al ir conociendo el entramado de la maquinaria cósmica.
Gueburah creo recordar que era algo así como el policía (rol) del árbol cabalístico.
Exacto
Ese "policía" que nos pone la multa cuando nos pasamos.
Gracias por tu comentario.
Un abrazo
En respuesta a Gueburah por Anonymous