¿Quién lleva el mando en nuestras circunstancias: la personalidad inferior o la naturaleza superior?
Cuenta la leyenda que un maestro espiritual caminaba junto a su discípulo. Al cruzarse con un comerciante, este empezó a increpar de mala manera al discípulo:
“-Me debes dinero, ando buscándote desde hace tiempo y ahora que te encuentro, me lo vas a pagar todo.“
El discípulo al lado del maestro, callaba. El hombre seguía insultándole en términos cada vez más groseros, hasta que el deudor no pudo más y estalló. Se enzarzaron en una agria pelea, hasta que exhaustos, lo dejaron. El discípulo se apercibió entonces de que su maestro ya no estaba a su lado. Se lo encontró un poco más lejos meditando y le preguntó:
“- Maestro, ¿por qué me has abandonado?”
El maestro le respondió:
“-Yo no me quedo entre una serpiente y un tigre, es peligroso. Mientras te insultaban y tú callabas, una miríada de seres invisibles y amorosos te protegían de la agresión, pero cuando respondiste insultando también, esa protección te abandonó a tu suerte, y yo también, ya no había nada que hacer. Cuando un discípulo actúa como cualquiera, lo abandono”.
El discípulo se dio cuenta entonces que abriendo la boca se había convertido en el tigre abriendo su fauces y su personalidad inferior era la que se había manifestado, ya que su Individualidad Superior se habría callado.
Se define la personalidad como: “El conjunto de cualidades o características que configuran la forma de ser o de hacer las cosas que diferencian a una persona de las demás.”
La individualidad se expresa como: “La propiedad por la que algo es conocido como tal y puede ser distinguido; también se detalla como persona brillante o que destaca por su valía.” 1
En Cábala definimos estos dos términos como yo inferior, -la personalidad- y el Yo Superior, -la individualidad-, que se refieren al conjunto de las expresiones de nuestra naturaleza; para la Astrología Cabalística (Astrocábala), diríamos que es la manifestación solar y la lunar.
Este cuento pretende ilustrar el desarrollo de mis reflexiones, las diferencias entre lo inferior y lo superior de nuestra condición humana.
La sociedad, globalmente, es visiblemente más instintiva y expresa cualidades más irreflexivas, en detrimento de la Individualidad Superior. Cuando la personalidad inferior es la que habla, -lo que asociamos al ego inferior-, la esencia, el espíritu que anima el Ego Superior, se retira, se reprime, se eclipsa y quedamos a merced de la parte más tosca, inestable, inconsciente de nuestra naturaleza; se presentan el tigre y la serpiente con actitud desafiante; la cólera, la ira, la dominación se imponen. Es el secuestro de sabiduría, del amor, del altruismo y de la verdad en favor de los deseos más protervos.
La personalidad inferior busca constantes gratificaciones; se ocupa de sus posesiones, de sus logros, de su individualismo 2, confundiendo los términos entre el Yo Superior y el yo inferior. Ocuparse de uno mismo no debe eximirnos de ocuparnos de los demás.
En Astrocábala definimos este binomio mediante el análisis de la parte solar y la parte lunar en un tema astral. El Sol y la Luna se unen en el momento de la conjunción o Nueva Luna, y se separan durante el plenilunio (Luna Llena). Si el Sol tira de la Luna para llevarla a la elevación, la naturaleza se enaltecerá, en cambio si es la Luna la que domina, la personalidad se envolverá en justificaciones, en recursos materiales para tener una visión más emocional de la realidad. El resultado se mostrará durante la Luna Llena, y, o descubrirán su lado más hermoso, radiante, o bien su inclinación más conflictiva y alterada. La oposición de estas dos experiencias puede llevarnos al cielo o al infierno.
No extraigamos que la individualidad solar es la buena y la personalidad lunar es la mala, cada una tiene su función, igual que la luz nos hace percibir las sombras y viceversa. Es la eterna dualidad en la que nos hemos metido, hasta que el nivel causal inferior trascienda y emerja la auténtica conciencia del Ser. Pero hasta entonces, tendremos que ser ora ángeles, ora demonios o, como bien dice el bello sutra del corazón: “la Forma no es sino el Vacío, el Vacío no es sino la Forma”, para hacernos entender que lo ordinario o mundano, y lo extraordinario o inconcebible, son parte de una misma realidad indisoluble que lo único que le queda por hacer es unirse, trascender.
Volviendo a los ejemplos más tangibles, ¿quién no ha satisfecho su ego inferior con deseos puramente efímeros, contentándose con pálidos reflejos de lo que en realidad cree merecerse?
¿Quién no se ha encontrado compensando deseos, ofreciendo ayudas, alimentado y prestando favores a quienes, posiblemente después, se han olvidado rápidamente de todo ello?
¿Quién no ha dado amparo a alguien y se ha encontrado después que esa persona ni se lo ha agradecido o no ha sido capaz de devolvérselo en el momento oportuno? A todos nos ha ocurrido en algún momento y raras veces nos hemos preguntado el auténtico significado de esa clase de ingratitud.
Malgastamos en demasiadas ocasiones nuestro potencial tratando de satisfacer la personalidad inferior y muy pocas veces optamos por engrandecer la individualidad o Yo Superior, (y con ello no pretendo decir que no tenemos que ayudar a quien lo necesita). Pero tal vez se trate de preguntarnos si hemos ofrecido nuestra luz, nuestro amor a la personalidad inferior o a la individualidad Superior, a la nuestra y a la de los demás. Las respuestas pueden ayudarnos a encajar mejor las derrotas, las decepciones, -porque dejarán de serlo- y podremos alimentar más el Yo Superior que el yo inferior.
Cuando ofrezco mi ayuda, un regalo, en primer lugar es para mi propia satisfacción personal, -ego inferior-. Pero también puedo elevarlo de categoría, -lo ofrezco para compartir esa satisfacción-, ya no para ser agradecida, aceptada, reconocida, sino para que el placer sea amoroso, trascendiendo ese gesto del que no espero nada a cambio; mi acción no va a ser cuantificada, ni cualificada, porque ya no será necesario, solo el amor me llevará a utilizar mis dones para completar los dones de otras personas, y será cuando habré conseguido que el Sol y la Luna estén armoniosamente alineados, habré devuelto a mi Ser Superior el rango que se merece, el del espíritu en amoroso servicio.
La ciencia del comportamiento humano que se eleva hacia lo divino es la que nos permite comprender que la personalidad profana y la sublime deben marchar al unísono, la Superior tirando de la inferior. En el ínterin, tendremos que asumir derrotas, decepciones, traiciones tal vez, pero sabremos superar, para el bien de nuestra iniciación, todo aquello que no alimente las tendencias más elevadas de nuestra individuación.
Te propongo un pequeño test para averiguar cuál es el nivel de conexión con tu personalidad lunar y tu individualidad solar.
- Por lo general, ¿sueles estar de buen humor? sí – no
- Si estás de mal humor, ¿eres capaz de revertirlo fácilmente? sí – no
- ¿Tienes motivos reales para quejarte? sí – no
- ¿Tienes motivos reales para sentirte feliz? sí – no
- Cuando pasas por una crisis, ¿analizas a fondo qué te está aportando, para qué se está dando en tu vida? sí – no
- ¿Eres capaz de mantener el control de tus emociones? sí – no
- ¿Sueles entregar a otra persona el mando de tus emociones? sí – no
- Cuando surge un problema, ¿sueles buscar culpables y descargar tu irritación en quien tienes más cerca? sí – no
- ¿Sueles pensar en el efecto que causas en los demás? sí – no
- Cuando alguien no está de acuerdo contigo, ¿haces un esfuerzo por escuchar sus argumentos? sí – no, o lo mandas callar para que tu razón prevalezca por encima de todo? sí – no
- ¿Eres capaz de demostrar empatía y ponerte en el lugar del otro, antes de esperar a que sea el otro quien lo haga primero? sí – no
- En medio de una discusión, ¿eres capaz de ceder para que la bronca no vaya a más? sí – no
Las conclusiones en una próxima entrega…
[1] Citas textuales de las dos acepciones, personalidad e individualidad, que provienen del Diccionario de Uso del Español Actual. Ediciones SM.
[2] Individualismo: tendencia a pensar y a actuar al margen de los demás; tendencia a anteponer el propio interés al de los demás. Diccionario de Uso del Español Actual. Ediciones SM.