¿Quién lleva el mando en tus circunstancias, tu personalidad superior o inferior?
En el anterior artículo La individualidad solar y la personalidad lunar explicamos lo que son la personalidad solar y la personalidad lunar, con el fin de identificar patrones de comportamiento. Os propusimos un test de personalidad. Se trataba de descubrir e identificar algunas de las conductas más habituales, afirmando o negando las preguntas. Sencillo, aunque comprometido si lo hacemos a conciencia.
Estas son algunas de las conclusiones propuestas respecto a las 4 primeras preguntas del test.
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Por regla general, ¿sueles estar de buen humor? sí – no
Preguntarte si sueles estar de buen humor o todo lo contrario iniciará un diálogo interior importante. Se puede estar de mal humor circunstancialmente, pero darte cuenta de que es un patrón de comportamiento repetitivo lo convierte en una patología. Estar de mal humor deriva en una progresiva infelicidad. Hay quien prefiere ver el vaso medio vacío esgrimiendo que eso es ser realista porque te prepara para lo peor. Pero lo cierto es que nadie está realmente preparado para lo peor, es un autoengaño. Simplemente que mientras te has pasado un buen rato de mal humor o mal pensando, tu mente se ha centrado en esa función, le has asignado un rol que, cuando se inserta repetidamente, se hace viral en la psique y es fácil que ante una situación parecida, la inercia te lleve a esa opción inferior. Por lo tanto, estar de mal humor implica un desequilibrio que sienta precedente y repercute en tu convivencia interior.
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Si estás de mal humor, ¿eres capaz de revertirlo fácilmente? sí – no
Párate a pensar en las veces en que el mal humor ha estropeado un momento feliz, y te has dejado secuestrar por esa sensación de malestar que no has podido controlar. Una situación te ha puesto de mal humor, el disgusto penetra, ese estado anímico se apodera de tus pensamientos, de tus tripas, se instala de okupa y altera tu bienestar. Hay quien tiene una pasmosa habilidad para hacerse boicot; hay quien se recrea en el lamento, quien llama la atención con farsas de poder, quien se ahoga en un vaso de agua; quien ve la existencia como una dura prueba, (¡hay quien vive realmente duras pruebas y no suele ser quien más se queja, sino que es quien saca fuerzas de flaqueza para salir adelante!). También hay quien prefiere instalarse en el pasotismo –todo me da igual-; hay quien siente que vida no hay más que una, y que por lo tanto hay que arrasar, sea quien sea quien se lleve por delante. También hay quien te dice que no puede cambiar de actitud, que no puede atajar los pensamientos sombríos, obsesivos; y hay quien no desea tomar conciencia de su forma de ser porque eso supone un gran trabajo interior y es más fácil seguir con la misma dinámica. Revertir esa clase de actitudes no requiere buscar fórmulas milagrosas estilo “aprenda inglés en 4 semanas”, sino que es necesario identificar las causas que generan esa acritud y eso también equivale a ahondar en los mecanismos de la psique, en saber quién ha tomado el mando, quién controla el humor. Cuando la personalidad inferior no es capaz de trascender estos estados anímicos deficitarios, hay que remontarse al pasado, a ciertas situaciones, no hay que buscar culpables, sino intervenir eficazmente en el flujo de pensamientos nefastos con una gran carga de comprensión, de análisis, de amor, de solidaridad hacia esa psique que sufre, porque quien descarga su mal humor en los demás, como en sí mismo, está dañando su disco duro y sus relaciones. Se trata de entablar un diálogo sincero con la personalidad inferior para echarle un cable, una tabla de salvamiento, armarse de valor, de voluntad y enfrentarse a la sombra para apaciguarla. Con represión se consigue el efecto contrario.
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¿Tienes motivos reales para quejarte? sí – no
La respuesta siguiente puede aclararnos muchos de los conceptos expuestos anteriormente. Venga, un ejercicio de sinceridad, ¿tienes motivos reales para quejarte…de tu mala suerte, del trabajo, de tu pareja, de tu familia, de tus amistades, de tus ingresos, de la sociedad, del gobierno, (bueno esa queja sí está permitida un rato!), de que no puedes hacer lo que te apetece?, y así un largo etcétera. Podrías encontrar muchos motivos para quejarte, para estar de mal humor… o no. Siempre reivindico el derecho al pataleo, breve, pero sano para desprenderte de las rabias, pero después hay que pasar al siguiente nivel y comprender en qué fase estás, en qué ámbito se genera el problema, la queja. Reflexionando, analizando, tal vez te des cuenta de que estás desorbitando las cosas, que el descontrol te lleva a descargar de forma exagerada las tensiones no resueltas. Analiza a fondo tus motivaciones y tal vez serás capaz de relativizar esas situaciones y darte cuenta que, finalmente, las quejas no son justificadas, no son tan importantes.
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¿Tienes motivos reales para sentirte feliz? sí – no
Esa es una pregunta que suelo hacer en mis consultas, y las respuestas no siempre llegan con fluidez. La mayoría de personas contesta que tiene momentos felices, pero pasan pronto; que la felicidad depende de esos ratos de alegría, de bienestar alcanzados después de duras jornadas, de problemas interminables, de la resolución de conflictos, después de conseguir tal o cual cosa, entonces llega la paz, el sosiego, la compensación y en eso consiste la felicidad. También hay quien duda tanto de las respuestas y se instala en el silencio, un vacío que expresa mil palabras de insatisfacción. Pero quien no encuentra motivos para “Ser felicidad”, le cuesta visualizar, crear el puente que le lleva al paraíso interior, que es donde reside la auténtica felicidad.
El principal motivo para sentirte feliz es precisamente tener la oportunidad de preguntártelo, de registrarlo, de sentirlo, de convertirte en felicidad andante, en esa expresión sublime del amor en todas sus manifestaciones. Es el instinto de vida el que permite al gozo estallar.
Las secuencias de tu vida se construyen como los clichés fotográficos de las películas, en los que a cada fotograma revelado le acompaña el negativo en una sucesión de imágenes unidas que permiten el visionado final. Sin el negativo, -que no se percibe en la pantalla-, no podríamos ver el positivo. Son las luces y las sombras de la existencia, sin las cuales no podríamos autentificarnos. A nadie se le ocurre prescindir del negativo para revelar una fotografía, como tampoco enseñarlo en la pantalla.
Tienes muchos motivos para Ser Felicidad, pero posiblemente estés fijándote excesivamente en el cliché negativo sin prestar atención a aquella escena tan hermosa que te está ofreciendo la vida.
Esta es una pregunta que no deberías volver a cuestionarte cuando has entendido que la felicidad está instalada en tu interior y que este es el modelo, tu guía para cualquier experiencia vital.