Las tendencias corruptas

Campo de lavanda  con arbol en el centro

Las tendencias corruptas

Mermelada con moho

La corrupción está de moda, los boletines informativos desglosan las artes perversas de los tejemanejes de los protagonistas de estas prácticas que, en España, están en su pleno apogeo. Recuerdo hace años cuando los medios de comunicación daban parte de los chanchullos en Italia, en Argentina, o en cualquier otro país tildado de república bananera, cuando aquí se repartían los sobres, se amañaban las mordidas, ganaban los de siempre, y el fraude en la sombra crecía. Ahora todo está saliendo a la luz.

Pero, ¿qué es la corrupción y de dónde sale?

A la luz del análisis cabalístico, que siempre revindicaremos desde estas páginas, la corrupción es una degradación, una intención existente anulada por tendencias más temibles que se hacen con el poder y, esta clase de energías alojadas en la profundidad de la personalidad, suelen ser muy resistentes a cualquier proceso de conciencia. Los corruptos simplemente no consideran que están haciendo las cosas mal.

El relato del Génesis, y más concretamente una de las obras maestras de Kabaleb: su interpretación esotérica del Génesis, nos aclara el proceso de la Luz y las Tinieblas y de cómo la humanidad ha tenido que pasar por la oscuridad para comprender lo que es la Luz. Desde la constitución del Árbol de la Vida, donde se originó el combate en Binah, de las Fuerzas de la Luz, arrastramos desde el principio de la existencia, esas tendencias contrarias debido a la corrupción de Nahash, la Serpiente, que traicionó a Aisha, tentándola a probar la fruta prohibida, es decir empujándola a asumir un conocimiento que aún era velado. Es evidente que el Génesis no relata unos hechos históricos, sino que nos habla de la formación y la evolución del género humano y, de forma alegórica, nos introduce en los distintos mecanismos de la psique, en como se formó. La narración de Moisés nos relata el sinuoso recorrido del alma humana en busca de su unidad, de su divinidad, mediante toda una serie de metáforas. El paraíso es un estado anímico y algunos, para alcanzarlo, burlan las leyes.