La consigna de la lunación es: pensar amorosamente antes de manifestar nuestras intenciones, para conseguir crear un amoroso paraíso en nuestro interior.
La Nueva Luna cae en el segundo decanato de Cáncer, (Escorpio) y en grado Binah-Saturno. Una combinación que nos insta a revisar ciertas pautas a la hora de expresar nuestras emociones. Kabaleb nos dice al respecto: “Cáncer es el signo a través del cual tomamos conciencia de nosotros mismos, de que hay en nosotros unos sentimientos, unos deseos que nos impulsan hacia un objetivo, y nos identificamos fácilmente con ellos”.
La clave del primer decanato de Cáncer es: voluntad-amor, la del segundo decanato, doblemente amoroso, está sometido al Yo más individual, como todo signo cardinal. Es una dinámica que actúa por dentro, de forma más contemplativa, aunque la procesión vaya por dentro y, si bien en este punto zodiacal la expresión más pura de los sentimientos debe ser instaurada, en los grados en que se manifiesta esta lunación, la confrontación está servida y podemos sentir una cosa, pero manifestar otra bien distinta y que se nos acabe viendo el plumero, como se diría coloquialmente. Es un poco como aquél que va asintiendo, pero en realidad está pensando: -“Sí, sí, ya puedes ir hablando, que no me convencerás y acabaré haciendo lo que me apetezca-”. Esto puede no ser relevante, pero en una lunación donde los sentimientos son confusos, puede acabar generando tensiones. La suerte es que el Nodo Sur forma muchos aspectos benéficos durante esta etapa, lo que nos ayudará a hacer un borrón y cuenta nueva.