La energía que anima todas las cosas, presente en todo el universo, que irradian desde los microbios, las plantas y animales, a la materia inorgánica y el hombre es una energía viva, pulsátil y cambiante que el Doctor Wilhem Reich, psicoanalista y científico, discípulo de Sigmund Freud, bautizó con el nombre de Orgón.
Las investigaciones de W. Reich entre los años 1936 y 1950 se centraron en el carácter y el comportamiento del ser humano en su relación social, emocional y psíquica con el medio en el que vive. Observó que las causas de ciertos desequilibrios o trastornos del carácter no sólo pueden originarse en el subconsciente del individuo, sino que también pueden derivarse de una inestabilidad Orgonómica, es decir, de la mala gestión y calidad de la energía vital que posee la persona.
Sus teorías revolucionaron y enfrentaron la sociedad médica. Algunos de sus experimentos chocaron con los postulados científicos al pretender demostrar empíricamente la existencia de la energía orgónica. Afirmaba que la vitalidad del ser humano dependía no sólo de la óptima utilización de sus recursos biológicos, sino también de la íntima relación de éste con el medio que le rodea. El bienestar de la humanidad pasa por un desarrollo holístico y una concordancia armónica con la naturaleza. Llegó a la conclusión, entre otras cosas, de que los fenómenos climáticos no son sólo un barómetro que mide los trastornos o el estado de salud del planeta, sino también él de sus habitantes.