A la Luz de las enseñanzas Cabalísticas X: Cómo Descubrir al Maestro Interior

Descripción

Conferencia Cabalística online

Una nueva cita online para seguir con las tertulias cabalísticas analizando el libro de Kabaleb en su Interpretación Esotérica de los Evangelios. Nos encontraremos en la sala virtual el viernes 23 de enero a las 18:00 hora española, sesión que podréis seguir en directo en la sala virtual de la que os adjuntamos el enlace de acceso.

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A la Luz de las enseñanzas Cabalísticas:  Cómo Descubrir al Maestro Interior1

 

KabalebUna de las obras cumbres que mi padre escribió fruto de una absoluta inspiración es la Interpretación Esotérica de los Evangelios. Un tratado que analiza a lo largo de 50 lecciones las enseñanzas del profeta Jesucristo, según cuatro de sus principales discípulos, Mateos, Marcos, Lucas y Juan.

 

Kabaleb, más allá del exoterismo propio de las enseñanzas religiosas, nos dice que estas Sagradas Escrituras se dirigen al hombre del Tercer Milenio, al hombre de ese mundo nuevo y fraternal que ha de levantarse sobre los escombros de esta civilización que termina. Cristo es la puerta que conduce a al Tercer Milenio. Su vida nos marcó las pautas por las que cada uno de nosotros tenemos de pasar para alcanzar ese esplendoroso Reino. Las enseñanzas esotéricas nos dicen que el Designio Divino tarda mil años en constituir la semilla; tarda otros mil en arraigar sus raíces en la tierra humana, y en los mil años siguientes, la planta aparece al exterior. Estamos en este tiempo en el cual las semillas del Amor y de la Fraternidad universal tienen que brotar y salir al exterior. En el Tercer Milenio el Amor tiene que ser una fuerza que emana al exterior, que se proclama por los tejados, no mediante vanas palabras, sino con gestos, con actitudes.

 

Estas lecciones que mi Padre empezó a difundir en los años 80 mediante fascículos sueltos entre los estudiantes de su Escuela en Barcelona, encontramos descritos no la figura histórica de Cristo, sino su sentido mítico. Cristo es una fuerza que actúa en el interior de todos nosotros. Su Sabiduría nos dice que cada hombre contiene en sí mismo toda la organización cósmica; cada hombre está en posesión de la Verdad, y que es inútil que la busque fuera, porque está dentro. Sus palabras excluyen a jerarquías o gurús porque cada ser es un dios en potencia y, por consiguiente, lleva al maestro, incorporado. Con Cristo empezó la auténtica representación en la tierra de la Obra Humana, pero hasta ahora, el hombre se ha dedicado a preparar el escenario de la función sin ser totalmente el protagonista, desde dentro y con toda su conciencia. Ahora es el momento de emerger.

 

(1) Interpretación esotérica de los evangelios, ed. Arkano Books

 

 

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Programa

CÓMO DESCUBRIR AL MAESTRO INTERIOR,   CAPÍTULO / LECCIÓN 6

El Sermón de la Montaña (II)

 

8.- «¿Quién de vosotros, si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pescado le dará una serpiente? Así pues, si vosotros, malos como sois, sabéis dar buenas cosas a vuestros hijos, con mayor razón vuestro Padre que está en los cielos, dará buenas cosas a quien se las pida».

 

Cristo se refiere al padre físico para que sus discípulos comprendan exactamente la naturaleza del Dios que había venido a revelar. Si el padre físico ya es dispensador de bienes para con sus hijos, ¡qué no hará el Padre Eterno por la humanidad que ha generado! La relación padre físico-Padre Eterno no es arbitraria, no es un ejemplo dado a sus discípulos como podía haber elegido otro cualquiera. El padre físico nos revela, por su modo de relación con nosotros, el tipo de relación que mantenemos con el Padre Eterno. El camino hacia el Padre no es siempre fácil cuando ese Padre se comporta como tirano o agresor que nos oprime. Sin embargo, ése es el único camino, amar a ese padre arbitrario porque si conseguimos amarlo habremos reconquistado su amor. La enemistad con el padre es la más terrible de las enemistades porque significa que el individuo se encuentra escindido de su propia fuente original, y si el Padre Eterno no actúa en nuestra vida, tomará su lugar el usurpador, el que nos enseña por el camino de las sombras.

 

Cuando es el caso del que no tiene padre, el que es huérfano, por abandono o por defunción, la conexión se hace más complicada. Por ello es de primerísima necesidad que los huérfanos sean adoptados lo más rápidamente posible, ya que la figura del padre ejercerá las funciones del ausente y la relación se encontrará restablecida. En estos tiempos en que tantos problemas hay en el seno de las familias conviene comprender este proceso para restablecer el equilibrio.

 

 

11.- «Todo lo que quisierais que los hombres hicieren por vosotros, hacedlo vosotros por ellos, ya que así es la Ley anunciada por los profetas».

 

Dar lo que esperáis recibir, aun antes de haberlo recibido; tal es la ley que rige en los centros de vida de la columna de la derecha porque vaciando vuestro interior de aquello que nos apetece, más profundos serán los vacíos que han de recibir los dones que esperáis. Si es el amor, la ternura, la solidaridad lo que esperáis de ellos, comenzad por ser vosotros mismos fuentes vivas de las que manen esos dones. De vuestra capacidad de dar depende vuestra capacidad de recibir y aquello que hagáis por los otros, eso es lo que recibiréis de ellos, ya que del mismo modo que recibimos del manantial cósmico el tipo de energías que estamos utilizando en la edificación de nuestra obra humana, también recibimos de los demás, para la elaboración de esa obra, las proyecciones mentales y emotivas correspondientes a la calidad que estamos utilizando. Es decir, si lo que hacemos por los demás es aborrecerlos, -y no necesariamente las mismas personas que abominamos- nos restituirán ese sentimiento destructivo. Pero si lo que sale de nosotros es el amor, también recibiremos amor, aunque no provenga de la misma persona que se beneficia de nuestra corriente. Todas las leyes tienen su utilización perversa, del mismo modo que hasta los ángeles tienen su copia perversa que habita en las bajas regiones del mundo del deseo, y fue Tomás quien hizo notar al Maestro lo que podía dar de sí ese precepto aplicado a la actividad pasional, pudiendo un individuo decirle a otro: «yo espero de ti las caricias lascivas que yo te estoy dando». El Maestro le respondió que era bien evidente que el precepto se refería a la actividad anímica superior del hombre y que quien lo aplicara a las energías más densas  sabría perfectamente lo que estaba haciendo y no podía pretender actuar con buena fe, sino con un cinismo elemental.

 

En los intercambios humanos, recibimos siempre lo que damos. Cuando esto no es así, o sea, cuando a nosotros nos parece que damos amor y recibimos lo contrario; que damos dinero y recibimos miseria, ello se debe simplemente a un desfase entre la recepción de las energías y su utilización. Es decir, si en nuestros vacíos internos se ha acumulado el rencor porque hemos pasado una vida entera odiando, ese bajo sentimiento va a salir antes de que el amor aparezca cambiando el panorama de nuestra vida. Es como esos molinillos antiguos de picar carne, que cuando se le echa un pedazo de carne para picar, sale primero lo que ya estaba en la máquina antes y sólo cuando los residuos se han agotado aparece la pieza deseada. Si no recibís de los demás lo que dais, es que vuestros resortes psíquicos estaban cargados de otros productos y la nueva mercancía que encajáis de los demás empuja esos productos hacia su exteriorización. Cuando esa maquinaria interna quede limpia, aparecerá el amor.

 

 

12.- «Entrad por la puerta estrecha, ya que ancha es la puerta y espaciosos los caminos que llevan a la perdición, y muchos son los que entran por ellos. Pero estrecha es la puerta y apretados los caminos que conducen a la vida y pocos son quienes los encuentran».

 

Se necesitaría todo un tratado para comentar ese punto del discurso de Cristo y sería preciso hablar del objetivo de la Creación y de los procesos naturales que nos han conducido a Malkuth: el mundo material en el que nos encontramos. Cuando se inició la gran aventura de la vida, el objetivo de la divinidad era el de formar nuevos dioses para acrecentar el número de inteligencias creadoras en el universo. Para ello cortó en pedazos su propia esencia, por así decirlo, dando lugar a la formación de entidades micro-lumínicas a las que dio el nombre de Egos Superiores. Esos egos serían lanzados al espacio en que se desarrollaba la Creación para que recogieran experiencias jamás realizadas antes y se formaran así una conciencia de sí mismos. Esos Egos tuvieron un cuerpo mineral en el primer día de la Creación, un cuerpo vegetal en el segundo día, un cuerpo animal en el tercero y conquistaron la autoconciencia en el cuarto día convirtiéndose en humanos. Ahora nos encontramos en ese cuarto día y cuando lleguemos al séptimo habremos alcanzado la categoría de dioses creadores y el plan de la Creación se habrá cumplido.

 

En esos cuatro días, esas Chispas han tenido que llevar sus cuerpos a mundos cada vez más densos y alejados del mundo de lo divino, que fue nuestro punto de partida, y en ese descenso hemos perdido el contacto con ese proceso superior. Nos encontramos pues en el mundo de perdición y todos los caminos nos llevan a él porque son los caminos naturales de la etapa que estamos viviendo.

 

 

13.- Cuando bajamos una pendiente, tanto si vamos a pie como si vamos en coche, movilizamos fuerzas que son las contrarias de cuando la subimos. Para bajar utilizamos el freno; para subir nos vemos obligados a forzar el motor y quemar gasolina, combustible que ahorramos totalmente en la bajada. Actualmente, en el punto evolutivo en que nos encontramos, todo está organizado para el descenso y nada lo está para reinvertir ese orden y emprender el retorno al mundo divino del que procedemos. Por ello decía Cristo que anchos son los caminos que conducen a la perdición y esas vías están tan transitadas, que es imposible utilizarlas en sentido contrario. La vía de retorno está por hacer o, mejor dicho, la están haciendo los pioneros que poco a poco van abandonando el mundo de perdición. Pero como su número es más bien escaso, el camino que van abriendo queda rápidamente cubierto por la maleza y el nuevo peregrino debe reabrirlo una y otra vez.

 

 

14.- Resultaría fácil abandonar el mundo de perdición si éste fuera ingrato para el hombre que vive en él. Pero la vida divina es alegría, dicha, plenitud, bienestar, y esa calidad bienhechora se extiende a todos los mundos edificados con la esencia divina, de modo que en el mundo material el hombre encuentra el placer y se identifica con él. Nace así el placer efímero que deseamos a toda costa conservar, el que estabiliza al hombre en el reino material.

 

Pero en la dinámica divina actúan tres fuerzas, y una de ellas, la que aparece en nuestro árbol con el nombre de Binah, se expresa bajo la forma de sacrificio que se expresa a menudo como renuncia. En los cuatro Días de la Creación que llevamos vividos esta fuerza es la que nos ha conducido hacia abajo, exigiendo de nosotros el sacrificio de la espiritualidad. Ya una vez llegados debajo de todo ya no es posible un mayor descenso, el sacrificio actuará en el mundo material y al final se manifestará como el sacrificio del placer material como medio para obligar al hombre a efectuar el retorno.

 

Ocurrirá algo así como en esos espectáculos en los que el público se queda aplaudiendo al ídolo que tanto placer les ha producido con su actuación, y el empresario, para despejar la sala, no tiene más remedido que apagar las luces. Entonces el público comprende que el espectáculo ha terminado y se va.

 

Sepamos irnos antes de que el espectáculo termine; pongámonos en marcha cuando en nuestra vida rige aún el placer. No esperemos que sea el dolor el que nos conduzca obligatoriamente al mundo divino. Anticipémonos a esa dinámica y construyamos caminos de retorno anchos, capaces de acoger a la multitud que sale del espectáculo del mundo material en tropel.

 

En esa puerta estrecha por la que Cristo nos invita a entrar, tendremos que dejar fuera gran parte de nuestro equipaje, tendremos que pasar por ella desnudos, igual que vinimos al mundo y nuestra vida, debe ser una preparación para esa desnudez.

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